¿Nuevo proyecto de la “izquierda” en Bolivia?

Con bombos y platillos, los grandes medios de comunicación social funcionales a la derecha reaccionaria, anuncian la organización de un mega frente de la “izquierda” en Bolivia, como una nueva alternativa “popular”. ¿Quién es su gestor principal? Nada menos que Johnny Fernández, líder, dueño y gerente propietario de Unidad Cívica Solidaridad, que recibió de herencia de su papá, junto a la cervecería y no pocos millones. ¿Quién es el supuesto beneficiario? Andrónico Rodríguez, al que los medios le regalan generosos espacios y lisonjas de todo tipo, mostrándolo como al paladín de la unidad del pueblo boliviano.

Pero este entuerto nada tiene que ver con la izquierda ni con el campo popular. Hoy, los prestidigitadores de la palabra acuñan con total desparpajo el término “izquierda” para darle un contenido popular a cuanta invención hacen para confundir al pueblo con barniz rojizo a la ensalada de turno. Así, por ejemplo, no ha mucho que Tuto Quiroga, seguramente tragándose las tremendas arcadas que le produce el denominativo, fue proclamado nada menos que por un frente “revolucionario de izquierda”, una creación de Motete Zamora, otrora comunista pro chino, que no vaciló en cruzar también ríos de sangre para entregarse con armas y bagajes al MNR. Desde entonces, sus sobrevivientes, adictos a las mieles del poder, han prostituido la sigla ofreciéndose a gil y mil por unos centavos, terminando por ahora vivando al delfín de Banzer.

Así que ni Tuto ni Johnny son de izquierda, no lo fueron ni lo serán jamás. Son personajes aupados y promovidos por la derecha reaccionaria que busca, como siempre lo ha proclamado, enterrar al Estado Plurinacional de Bolivia para retornar a la vieja república neoliberal. Han expresado una y mil veces su desencanto con el modelo económico que se conoce como Proceso de Cambio, achacándole todos los males del país. Niegan de manera vil e interesada que, en estos veinte años de gobierno del MAS IPSP, Bolivia cambió para siempre y para bien; y esto no es un comentario ni una opción de color: lo dicen todos, absolutamente todos los indicadores políticos, sociales y económicos que sirven para medir y comparar resultados. O si quedan dudas, habrá que preguntarle también al capital financiero internacional en qué periodo de la historia de Bolivia la banca “nacional” obtuvo mayores ganancias.

Hoy, por la vía de la pose y la invención de liderazgos, asistimos a un serio intento de embaucar al pueblo boliviano. La receta no es nueva: ya el imperialismo yanqui la utilizó con éxito en Ecuador, cuando promovió junto a miles de incautos e ingenuos, al sustituto de Rafael Correa. En aquel exitoso experimento, hasta el nombre del protagonista les cayó como anillo al dedo: Lenin, sí, Lenin Moreno fue el ensalzado que terminó siendo candidato de la Revolución Ciudadana, para traicionarla sin rubor alguno, identificándose con el discurso y el accionar de aquella derecha reaccionaria que esquilmó al pueblo del general Alfaro por décadas. Con total justicia, se ganó el apelativo de Judas de América. Aquí, mostrando el rostro joven del presidente del Senado, la derecha busca una marioneta que pueda ejecutar su programa regresivo a título de “rectificación de errores”. Ha estudiado al personaje, lo sabe pusilánime e incapaz de generar una idea propia. Lo ha probado ya en un evento al que asistió para repetir, trémulamente, las mismas críticas de la oposición de derecha al gobierno y sugerir medidas que, de ocurrir la desgracia, se darán más temprano que tarde, la mano con aquellas propuestas por Tuto Quiroga. Retoñar la inocentada de Álvaro García Linera, de un “capitalismo andino”, es desconocer el origen de la división del MAS IPSP, confundido por “ideólogos” que también, con el barniz de lo “nuevo”, en realidad, incubaron el huevo de la serpiente, engendrando una nueva élite sindicalera que se ha vuelto capitalista por la vía de la corrupción y la prebenda, en nombre del socialismo.

Difícil es el desafío que afronta por delante el pueblo que, durante dos décadas, elección tras elección, ha dado muestras de madurez política y sapiencia, cuando la derecha se presentaba como tal y no con disfraz. Identificar al lobo vestido con piel de oveja es, hoy, parte de la lucha popular por la defensa y la profundización de su proyecto histórico. Ésa y no otra es la trinchera anti fascista, anticolonial y anti imperialista.

Written by