Encuestas y la posverdad

Estamos como sociedad y ciudadanía reducidos a ser un porcentaje de las encuestas. Entre 2.000 a 3.000 encuestados hablan por cerca de 7 millones de ciudadanos habilitados para votar, y los titulares de prensa resaltan el porcentaje que tienen los aspirantes presidenciales como si fuese el sentimiento de millones, porque la pregunta inicial de la encuesta es: “¿si hoy fuesen las elecciones, por quién votaría?”. Presentadores y comentaristas en el set de televisión se esfuerzan por resaltar el porcentaje, pero con este añadido: “el 20% de los bolivianos se inclinan por el candidato…”. Es decir, ya no es el porcentaje de las y los encuestados, sino de los bolivianos; es la construcción deliberada de la posverdad como sentido común; implica la manipulación de los deseos y la alienación de la subjetividad para mostrarlo como razón de la sociedad en beneficio del poder.

Este fin de semana, una red privada de comunicación presento una encuesta de la empresa encuestadora Captura Consulting. La idea principal de la encuesta es posicionar la tendencia de primeras mayorías en primera vuelta a Doria Medina y Tuto, habilitándolos al balotaje; el des plazamiento a tercer lugar en descenso de Andrónico y ratificar la sepultura del otrora Instrumento Político que transformó el país. Está imponiendo un ideal de irreversibilidad.

Esta misma empresa presento en las elecciones de 2005 los resultados de la encuesta; ubicaba a Evo-MAS con el 30,7%; Tuto-Podemos con el 28,7%; Doria Medina-UN con el 14%. La idea proyectada de la encuesta era elección del presidente en el Parlamento; en esa época segunda vuelta era en el Parlamento. La figura de Tuto era la principal, pero el resultado electoral desmintió la radiografía de la encuesta: Evo 53,74%, Tuto 28% y Doria Medina 7,8%.

En las elecciones nacionales 2020, el periódico Pagina Siete presentó, de la empresa encuestadora Mercados y Muestras, encuestas en el mes de agosto y octubre; la segunda encuesta se presentó faltando días a las elecciones el resultado: MAS-Arce 37% y CC-Mesa 37%, empate técnico. En una línea similar, la encuestadora Ipsos hizo públicas sus encuestas: MAS 34% y CC 27,9%; la idea central era posicionar el balotaje; lo contrario sería fraude. Pero cuando el soberano habló, los porcentajes son tan distantes: MAS 55,1% y CC 28,8%; la diferencia anuló por sí solo reeditar la tesis del fraude que enarbolaban las derechas.

Otro resultado de la encuesta divulgada por Pagina Siete, elaborada también por Mercados y Muestras, y presentada a 20 días de las elecciones de 2019, activó la violencia en la conflictividad: el 68% de los encuestados creía que el triunfo del MAS sería producto del fraude. Casi de manera inmediata, los comités cívicos de Potosí, Santa Cruz y otros emitieron pronunciamientos manifestando que no reconocerán el resultado electoral porque será producto del fraude, convocando a la resistencia civil. El resultado de la encuesta se mostró como: “más de dos tercios de bolivianos estamos contra el fraude”. El manejo mediático con intencionalidades políticas de esta última encuesta grafica lo que representa la posverdad en el sentido común.

La encuesta es un instrumento altamente importante, además imprescindible, para entender el estado de ánimo de la sociedad sobre determinado tema o hecho en cierto tiempo; pero,la utilización del resultado de la encuesta, so pretexto de mostrar tendencias de favorabilidad electoral, nos está demostrando por sí solo el interés que tienen los poderes fácticos de inducir a su favor las subjetividades generacionales de la sociedad.

No presentan la prospectiva, sino construyen un escenario futurista de corto plazo idealizado por los think tank (laboratorios de ideas o gabinete estratégico) e inducen a que razonemos en función de esa previsibilidad creada.

Al inducir manipulando la subjetividad, buscan normalizar la adicción a los fake news de sectores de la sociedad; por ello, no estamos frente a la verdad o mentira de la ‘información’, sino al hecho convertido en racionalidad; es decir, en razón del tiempo.

Ensalzan la justificación bañada de ideales nobles sin sexo ideológico: democracia, libertad, justicia, familia, Dios, propiedad privada, para que la adscripción a partir de la individualidad sea en la autoidentificación con los postulados éticos enunciados.

Lo que pretenden es que arribemos siempre al mañana con la consciencia alienada; la ciudadanía ya no se construirá como manifestación del soberano, sino solo como reacción de la sociedad. El color político de las encuestas pinta el sabor ideológico de la posverdad.

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