Jaime Junaro, in memoriam

Un ocho de octubre, para la conmemoración del Día del Guerrillero Heroico, llegó a Vallegrande Jaime Junaro. Traía su guitarra, su voz inconfundible y su deseo ferviente de rendir homenaje al comandante asesinado. Sin estridencias ni alharacas, se tomó el tiempo para deleitar a la audiencia con canciones que hablaban de amor y de nostalgias. Le pedimos que cantara aquellas que tenían que ver con las luchas de nuestros pueblos, pero se sonrió socarronamente y no cambio de repertorio.

Al día siguiente, lo encontré en la calle; compartimos en el mercado un desayuno y le pregunté por qué no accedió al pedido de muchos y muchas, sobre aquellos temas emblemáticos que todos queríamos oír, como Quiero ser libre contigo, Sobreviviendo y otras que nos alimentaban el espíritu de lucha. No era de (o no estaba para) muchas palabras, así que se sonrió largo rato y después, a manera de despedirnos, me dijo que las canciones de amor le recordaban al Che. Nada más.

Hoy lamentamos su partida. Quedan las grabaciones de sus variadas interpretaciones, con aquella voz portentosa de un artista sin poses, auténtico y humilde, que hizo de Savia Nueva una constelación que brilla aún por los cielos de nuestro continente. Gracias, Jaime, por todo lo que nos diste. Si hay cielo o purgatorio o infierno de escenario, que no te falte voz para seguir cantando.

¡Hasta siempre!

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