Incoherencias colonialistas sobre la chicha

La Chicha es sin duda la bebida más refrescante de Bolivia. Se origina en el imperio Inca y se la hace a base de maíz fermentado. Es muy popular en Cochabamba, pero también la consumen en Chuquisaca, Oruro y La Paz.

La producción del maíz y de la chicha constituyen un aporte económico importante para el desarrollo de Cochabamba, así mismo la Chicha es un referente cultural que se orienta a procesos económicos, culturales y políticos que fueron aporte esencial para el desarrollo urbano de la ciudad, son los aportes de impuestos de la venta y consumo de la Chicha, que fue una actividad esencialmente femenina, porque  habían pocos hombres involucrados en la producción y sobre todo en la comercialización de la chicha.

La chicha se convirtió en un recurso económico sobre la base de sus impuestos, porque genero  ingresos fiscales que fortalecieron el desarrollo de la ciudad y su crecimiento urbano. Se trata de una ciudad que verá  crecer sus campos deportivos como el Estadium, sus construcciones de salud como el hospital Viedma, el pavimento de sus calles o incluso el crecimiento de su universidad. En Cochabamba esta bebida fue vilipendiada por ser parte de los hábitos populacheros de los mestizos o indígenas, pero sustentaba el desarrollo urbano para beneficio de las elites señoriales.

A pesar de estos aportes a finales del Siglo XIX según G, Rodriguez y H. Solares se expresaron  actitudes racistas contra las chicherías, como parte del proyecto de modernización de la ciudad y por esta razón, la chicha fue desplazada en su producción por el capitalismo, frente a la producción masiva de la cerveza que era considerada más limpia e higiénica, conceptos  que introdujeron los pocos migrantes alemanes en Cochabamba, y de esta forma el Concejo Municipal expulso a las chicherías del centro de la ciudad.

Es impresionante comprobar que en la actualidad existen incongruencias y actitudes colonialistas en las decisiones del Gobierno Municipal de Cochabamba, por un lado, se implanta una ley, la N° 1019 de Declaratoria de Patrimonio Gastronómico  a la Chicha y al Chicharrón, como una medida demagógica desde el Concejo Municipal a instancias del Ejecutivo Municipal, porque se quiere ganar la adhesión de aquellos que la consumen y por otro lado se crea la ley  N° 1020 de creación del Impuesto Municipal al consumo específico sobre la chicha de maíz.

En verdad que poco a poco  ha ido desapareciendo el consumo masivo de la chicha y fundamentalmente su producción en la ciudad de Cochabamba, porque se la desprecio desde épocas anteriores y ahora es muy difícil encontrar lugares de producción de calidad y venta de esta bebida porque se tiene que  buscar en otros pueblos del valle.

En diferentes tiempos ha habido prohibiciones al consumo de la chicha en la actualidad se establece el impuesto que de alguna manera limita su consumo.

Si se crea ese impuesto al consumo de la chicha y  no a otras bebidas es una muestra de la misma concepción colonialista del siglo XIX pero además es incoherente con la declaración  de Patrimonio gastronómico,

Si la moral fuera la misma, la cerveza, el  wisky,  el ron y otras bebidas alcohólicas  y la chicha deberían ser perseguidas del mismo modo. Se castiga  más a la chicha que a los otros alcoholes, y así vemos que en la actualidad los de Intendencia Municipal, vacían los toneles de chicha a las alcantarillas y no así otras bebidas, es que estamos en la visión del siglo XIX oligárquica y racista que cree que todo lo que tiene que ver con los indígenas es dañino y atenta contra este proceso civilizatorio que sigue su curso. 

Debemos exigir mayor coherencia y mayor respeto a los valores de los pobres y de los originarios de nuestra ciudad. Debemos ser consecuentes con la plurinacionalidad.

Cochabamba, septiembre del 2021

María Isabel Caero P.

MG/ ELN Regional Cochabamba

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