¡Criminales!

La indignación que sentí ayer al ver las imágenes de la toma del mercado de la hoja de coca en Villa El Carmen por los grupos vandálicos encabezados por Freddy Machicado, sólo se puede comparar con el enfado que me provocaron otras imágenes, de principios de noviembre del 2019, cuando en Cochabamba otros violentos, los de la Resistencia Juvenil Kochala, vejaban a mujeres campesinas en esa ciudad.

¿Cómo pudo el gobierno dejar crecer, durante los más de dos años que es gobierno, a este grupo delincuencial cuyos antecedentes de ataques a civiles en Yungas ya se habían denunciado desde el año 2017? Recuerdo perfectamente esta situación, pues por entonces yo trabajaba en la oficina del Defensor del Pueblo en La Paz y en esa calidad junto a una comitiva fui a regiones como Trinidad Pampa, en la provincia Nor Yungas; allí me convencí del nivel de violencia criminal organizada por este mismo bando dirigencial que ayer asaltó y quemó el mercado de Villa El Carmen.

La turba dirigida por Freddy Machicado, a punta de dinamitazos y anfo rebasó a la policía, encerró a muchas personas (la mayoría comerciantes y sus familias) dentro del edificio donde funcionaba ese mercado. Luego de tomarlos como rehenes los torturaron públicamente. Después procedieron a prender fuego a las instalaciones con gente adentro, entre las que se encontraban dos niñas. ¡Son unos criminales!

Estos actos delincuenciales no se pueden justificar indicando que eran diez mil personas las movilizadas, porque también el otro bando, el de Alanes, hace unos días movilizó una gran cantidad de afiliados. ¿Se imaginan que hubieran actuado con este mismo nivel de violencia?

Y como no podía ser de otra forma, los mismos que hace seis meses se brindaron sin ruborizarse a apoyar a los fascistas de la Resistencia Juvenil Kochala, ayer también estaban ahí en Villa El Carmen, apoyando esta orgía de odio y venganza organizada por la misma dirigencia yungueña que respaldó el 2019 a los golpistas. Ahí, entre los exaltados, alentándolos, estaban Amparo Carvajal y Alejandro Almaráz. Sobre la Carvajal ya ni quiero hablar, y del otro me da pena hacerlo, no por él que al fin y al cabo sólo es un gris oportunista, sino por lo que significó para Bolivia su padre –Sergio Almaráz Paz. El respeto a su memoria no se merece las sandeces que hace su descendiente.

Termino como inicié estas líneas. Machicado y su gente son criminales que deben ser procesados ante la justicia. Son un peligro no de ahora sino desde hace mucho tiempo, como demostraron el 2019 cuando comenzaron a servirle a Camacho. Un peligro que, si los ministros encargados de la justicia y la seguridad continúan actuando tan ineficientemente, seguirá creciendo hasta nuevamente acabar con la democracia.

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