En la Argentina arrasó el ultraliberal Milei

Como la espuma, subió la imagen del ultraderechista populista, ahora presidente electo en balotaje en Argentina, Javier Milei, y confunde al resto de los mortales. En un país donde avanzaron en los últimos cuatro años en ciertas leyes sociales que beneficiaron de cierta forma a este pueblo, el cual quedó atrapado en el buche del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que lo sumió Mauricio Macri, generando una deuda impagable a cien años que Alberto Fernández no rompió con el acuerdo asumido por el expresidente con esta entidad financiera, aun cuando años atrás, Cristina Fernández, logró hacerlo con los denominados Fondos Buitre.

Ese pueblo, que con el peronismo de izquierda había logrado vencer años de desastre y gobiernos neoliberales que destruyeron la economía a punta de corralitos y desfalcos golondrinos, ahora vota a un hombre con las características de Milei. Este no solo es ultraconservador y echará por tierra muchos de los logros obtenidos durante la «década ganada», de la cual responsabilidad de otros malos gobiernos queda poco, sino que también es un negacionista de la dictadura argentina. Este es un tema sensible que afecta a todas y todos por igual, con treinta mil detenidos desaparecidos, y de una forma u otra, nadie queda indiferente ante este hecho, imposible de negar y ocultar ya que aún hay juicios abiertos, de los cuales no se sabe a ciencia cierta qué pasará con ellos.

El resultado fue más que contundente. La Argentina recorrerá los próximos cuatro años el camino del neoliberalismo en su fórmula “power”.  Milei,  que negaba que pagaría la deuda al FMI, al inicio de su campaña, tendrá que seguir la ruta marcada por esta institución si quiere gozar de flujo capital, tal cual lo hizo Fernández en sus decisiones políticas guabinosas y lights en las que por supuesto el pueblo sufrió la inclemencia de una economía descontrolada por el desenfreno del dólar blue, aumentos en los servicios y con salarios pírricos. La lectura es que Alberto no quiso desafiar al sistema y Cristina en su papel de vicepresidenta, enfrentando sus propios dramas legales, tampoco se movilizó a poner el freno que necesitaba Argentina para poder respirar un poco, hasta que en el último mes rompió con esta fracción del peronismo.

El voto argentino se las trae, acabó con la estabilidad del peronismo una primera vez en 2015, imponiendo al derechista Mauricio Macri con 51.3%, desplazó a su oponente Daniel Scioli que sacó 48.6% y aunque el margen de ese balotaje fueron 2,7%, el derechista había logrado aumentar su puntaje a 17 dígitos más que en la primera vuelta que sacó 34.15%.

Milei que en primera logró un 30.01% en segunda barrió con 55.69% un 25.68% más de lo esperado, frente al 44.30% de Sergio Massa que en primera se había impuesto con 36.65% y la opinión pública lo daba como ganador en el balotaje, pero los ánimos no mienten y el pueblo dio su respuesta: quieren un cambio radical.

Esta puede ser la etapa más difícil que deba vivir ese país, el desafío de la campaña y las promesas que no fueron tímidas, Milei, puede ser una transición hacia la debacle económica y el endeudamiento país, la venta de las empresas, la privatización en serie, la eliminación de la institucionalidad, la incertidumbre, mezclada con hiperinflación y más ajustes.

Si bien es cierto que el peronismo sufrirá un remezón bastante parecido a la muerte política, la resistencia que surgirá debe ser con nuevos rostros, tal vez inicie el impulso de figuras que se han ido ganando espacio y respaldo político como Axel Kicillof, o el mismo Máximo Kirchner, que de cierta forma se negó a aceptar parte de las políticas impulsadas por Alberto, los cambios deben pensarse desde esa trinchera que le toca ahora como oposición al peronismo en esta era, en la que aún no se sabe a cómo será el panorama real.

Fuente: Correo del Alba / Nahir González

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