Derrota del fascismo y del nazismo
El 8 de mayo se cumple 80 años del triunfo liderado por el Ejército Rojo de la Unión Soviética sobre el fascismo y el nazismo europeo estatalizado. Esta afirmación histórica y conclusiva es importante porque describe el cierre de un ciclo estatal/criminal en la Europa occidental y oriental.
El fascismo italiano surgió durante la crisis post Primera Guerra Mundial: el triunfo de los bolcheviques en Rusia, el ascenso del socialismo y la movilización obrera italiana conocido como el Biennio Rosso (1919-1920). El artífice, Benito Mussolini, militó en el Partido Socialista y fue expulsado en 1914 por gestar y apoyar el ingreso italiano a la guerra mundial; organizó en 1919 el grupo de paramilitares nacionalista Fasci di Combattimento para reprimir y asesinar a dirigentes sindicales, políticos socialistas y marxistas; este grupo dio origen al Partido Nacional Fascista y Mussulini fue nombrado primer ministro en 1922 por el rey Víctor Manuel III; se proclamó dictador y jefe del fascismo, adoptó el nombre de Il Duce (el líder). En 1943 fue derrocado y detenido, pero rescatado y restituido por su principal aliado, Hitler; Il Duce, en abril del 45, fue detenido por el movimiento antifascista de las milicias “irregulares” conformado por obreros, campesinos, sectores populares y la izquierda conocida como los partisanos. La derrota del fascismo italiano fue un triunfo popular, y de la izquierda.
El nazismo surgió también a finales de la Primera Guerra Mundial. Un grupo nucleado alrededor del nacionalismo extremo, del racismo, del antisemitismo y del anticomunismo fundaron (1920) el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores; Hitler fue su principal impulsor. Organizaron el grupo paramilitar “las camisas pardas” para reprimir y asesinar a dirigentes sindicales, políticos socialistas y marxistas.
Hitler, en las elecciones de 1932, fue la primera fuerza electoral con el 37%, pero no las ganó; presionó y se hizo nombrar canciller. Una de sus primeras acciones en el poder fue incendiar el parlamento alemán, proscribir a los partidos políticos; a la muerte del presidente Hindenburg (1934), concentró el poder en él y se proclamó Führer (líder, guía) supremo.
Para la derrota del nazismo fue decisivo el Ejército soviético en las batallas de Stalingrado, Kursk y el ingreso a Berlín; el nazismo capituló ante los militares comunistas.
El fascismo y el nazismo se gestan como grupos de paramilitares motivados por la crisis de la guerra y exacerbados por su anticomunismo y antisemitismo racial; se constituyen en un bloque social con alta relevancia electoral; sin vencer electoralmente imponen su fuerza para ser gobierno y apropiarse del Estado.
La derrota militar, política e ideológica del fascismo-nazismo europeo estatalizado en la primera mitad del siglo pasado no implicó la extinción, por el contrario, migró en la segunda mitad del siglo a América Latina, pero de la mano de Estados Unidos.
En nuestra América, como definió a la región el prócer cubano José Martí, post Segunda Guerra se constituyeron movimientos libertarios inspirados en los ideales socialistas, a lo que el Che llamó la “segunda y definitiva independencia”. La respuesta devino no de los grupos de poder internos de cada país, sino desde el norte; con una visión geopolítica impusieron por la vía de la violencia militar/policial gobiernos de facto a través de golpes de Estado guiados por la Doctrina de Seguridad Nacional cuya inspiración ideológica fue el fascismo/nazismo; fue diseñada para combatir, reprimir, desterrar y asesinar a dirigentes sindicales, sociales, militantes marxistas y de la Teología de la Liberación.
Al contrario de Europa, el fascismo-nazismo que surgió inicialmente en algunos sectores sociales para imponerse estatalmente, en nuestra región, se importó e impuso militarmente al Estado. Uno de los mayores exponentes del despliegue del fascismo-nazismo como método de represión/aniquilamiento al “enemigo” y la forma de control vertical estatal fue la autoridad del gobierno de Estados Unidos Henry Kissinger: fue secretario de Estado, cargo similar al de canciller; fue asesor de Seguridad Nacional y el responsable de dirigir acciones encubiertas de la CIA.
El triunfo sobre el fascismo-nazismo en Europa y en nuestra región fue recuperar el derecho a la vida, a los derechos civiles, políticos, sociales, culturales; es volver a sentirnos hombres y mujeres como seres humanos con capacidad de amar, de reír, de soñar, de decidir, de participar, sin el temor de ser asesinado.
El fascismo-nazismo hoy resurgió; hay hechos y manifestaciones políticas que reflejan esta nefasta realidad para los pueblos.