La cloaca política boliviana

La frase «drenar el pantano» («drain the swamp») fue el eslogan de propaganda electoral, de Trump para justificar las medidas de “ajuste” en los EEUU, aunque no es inventor de la frase.

La política criolla boliviana siempre ha remedado, actitudes, discursos, frases, de la política norteamericana, en una clara demostración de la mentalidad colonial que nos habita y define nuestro actuar y pensar.

Se demostró, por ejemplo, el plagio de un famoso discurso de un presidente norteamericano que utilizaba la frase “meter la mano en la lata” luego utilizada por un candidato de la derecha boliviana, claro que algunos sostienen que le plagió en 99,90 % del discurso, confirmando nuestra afirmación, arriba mencionada.

La similitud de “pantano” y “cloaca” se inscribe en esta práctica de la imitación, con la esperanza de tener el mismo efecto. El actual presidente boliviano, muy afecto a las frases hechas para causar impacto discursivo (tal vez por recomendación de su jefa de campaña) nos ha devuelto a la época del discurso demagógico, de la falsa promesa, todo esto porque nos encontramos en plena era de la posverdad que según el Diccionario de Oxford: «Denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”, hecho ampliamente confirmado en los acontecimientos del año 2019.

En los ciclos históricos del desarrollo de las sociedades, existió un movimiento (romanticismo europeo, fines del siglo XVIII y primera mitad del XIX) que apelaba más a los sentimientos y emociones que a la razón, pues esos tiempos han retornado y como se argumenta en la era de la posverdad “«…puede ser una mentira asumida como verdad, o incluso una mentira asumida como mentira, pero reforzada como creencia o como hecho compartido en una sociedad» (R. Amón 2016).

Nosotros añadimos una sociedad que ya no razona, que ha dejado atrás el pensamiento crítico, por lo tanto, nos encontramos en una sociedad donde efectivamente se “siembran nabos en las espaldas del pueblo”; así el término “cloaca” se refuerza con el odio ya consolidado a los dos gobiernos del MAS, logrando un efecto en la “masa crítica” que se mantiene desde los días octubre-noviembre del 2019.

Entonces el adjetivo “cloaca” se potencia como símbolo de odio hacia el MAS, sin importar el razonamiento lógico de su división, de sus dos gestiones, las inversiones públicas realizadas, etc, etc. este potenciamiento permite ganar un valioso tiempo político y al mismo tiempo permite soslayar las promesas incumplidas como “desde el primer día de gestión desaparecerán las colas por los carburantes” o “suprimiremos varios ministerios” o…..bueno como ejemplo ya tenemos bastante.

Este tiempo político ganado debe ser un momento para el análisis de los discursos del gobierno, a cuál más demagógico y “apoyados” por el denominado “gallo mayor”, cuyo paso por la gestión pública fue muy similar a la gestión de Luis Arce, con un MIR dividido y con graves sospechas y confirmaciones de corrupción, cuya evidencia más clara es la purga en la cárcel de uno de los miembros más prominentes del MIR-NM.

Pero retornando al adjetivo cloaca, debemos apuntar que los malos olores que hoy tiene la política se deben a los pactos, secretos pero evidentes, al ninguneo denunciado por el propio vicepresidente, a las promesas incumplidas, en “un día ¡carajo!” y por supuesto a la imagen de sumisión al país del norte.

La actual cloaca política queda en evidencia cuando, se ignoran las masacres y su certificación por organismos libres de sospecha, cuando se ignoran las recomendaciones al Estado boliviano, cuando se liberan a los y las culpables, para recibir “reconocimientos” entre cómplices de una aventura que hoy continúa.

Gracias, señor presidente por recordar y recordarnos a bolivianos y bolivianas, que estamos en el mismo fango cloacal de los años 2019 – 2020.

Antonio Abal

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