¡El pueblo cubano en las calles!

La fotografía que acompaña a esta nota ha sido profusamente distribuida en las redes sociales, mostrando una supuesta movilización “multitudinaria” en Cuba contra “el régimen castrista”. Una imagen vale más que mil palabras, aseguran. Y, sin duda, la foto de marras busca ahorrar a los autores el engorroso afán de explicar lo inexplicable. El problemita es que la imagen no corresponde al Malecón de La Habana, sino a Egipto; ha sido usada con fines dolosos: engañar al lector / visitador de redes sociales, haciéndole creer que se trata del pueblo cubano en contra de su gobierno.

No es la primera vez que se recurre al viejo truco. Recuerdo que un tornado asoló, hace unos años a la región de La Florida. Entonces, los dueños de supermercados de Miami instruyeron sacar las mercancías de los estantes, para ponerlos en depósito a buen recaudo. Algún avispado sacó una fotografía, que recorrió el mundo: ¡en la Caracas del tirano Nicolás Maduro, no hay nada que comprar en los supermercados! Ah! Y de condimento, los pobres venezolanos escarbaban en la basura para llevarse alguna porquería a la boca, porque dizque que morían de hambre. Así funciona la manipulación de los medios masivos de comunicación; de las grandes cadenas (des)informativas y; ahora, de las redes sociales, ocupadas por sofisticados software que hacen creer que millones se pronuncian a favor o en contra de algo o de alguien.

La orquestada campaña tiene una finalidad: movilizar a la opinión pública en contra del gobierno de Cuba, supuestamente en defensa de la democracia. Cuenta, para ello, con jugosos financiamientos de las fundaciones norteamericanas anticubanas, que no retacean medios a la hora de promover la subversión en Cuba. Así, ahora, han propuesto llevar a Cuba “ayuda humanitaria”, para conmover aún más a los espíritus sensibles. Aunque, en rigor y a la luz de los resultados de la lucha contra el Covid 19, debería hacerse una campaña de ese tipo para parar las muertes en los Estados Unidos de Biden o en el Brasil de Bolsonaro; pero de Cuba… ¡vaya infamia! Porque Cuba si de algo puede enorgullecerse, es de los resultados de su eficiente sistema de salud, con índices que la colocan a la vanguardia de la lucha contra esta aparente pandemia.  Pero ahí está la famosa campaña humanitaria, posesionándose a través de los medios, para que todos nos traguemos el cuento. Ni más ni menos que la “ayuda humanitaria” que movió aquel chistoso autoproclamado presidente de Venezuela, un tal Guaidó, que so pretexto de llevar alimentos a sus connacionales, se metió al bolsillo junto a sus compinches una buena tajada de dólares. ¡Hasta presidentes “amigos” como Piñera y Lenin Moreno, el Judas de América, fueron en aquella ocasión a la frontera a ver el show!

Que Cuba no es una tasa de leche, lo sabemos todos. Que hace más de sesenta años sufre un brutal bloqueo económico por parte de Estados Unidos, que le impide comprar con libertad cualquier insumo para su industria o alimentos y medicinas para su población, no todos lo saben. Que por ello mismo ha tenido un desarrollo exógeno formidable que le permite, por ejemplo, fabricar sus propias vacunas contra el Covid 19 –consideradas entre las más eficaces del mundo– también se conoce por información que, a regañadientes, ya no se puede ocultar. Esta gigantesca odisea de un pueblo tiene al frente al enemigo más poderoso de la historia de la humanidad: los Estados Unidos de Norteamérica. David contra Goliath, ni más ni menos.

En el caso de Bolivia, no hay un solo banco que esté dispuesto a que se abra una cuenta corriente para hacer llegar directamente a Cuba una ayuda solidaria. ¿Saben por qué? Pues porque inmediatamente de que ello ocurriera, el gobierno de Estados Unidos, “legalmente” se incautaría de los fondos de ese banco. Así lo hicieron y así lo hacen. Son los nuevos piratas de este milenio, sin parche en el ojo ni bandera con calavera y tibias cruzadas. La de barra y estrellas se la encuentra en todos los países a los que invade y saquea.

Su odio mortal a la Revolución Cubana no se apaga por un solo instante; ni siquiera, cuando los pueblos del mundo y sus gobiernos le pidieron un cese al criminal bloqueo para enfrentar como seres humanos, entre todos, al famoso Covid que ha causado cientos de miles de muertos sólo en Estados Unidos. Ni porque, salvo dos asquerosas excepciones –Estados Unidos e Israel–, en la Asamblea de las Naciones Unidas, el imperio discrepa con el resto del mundo y se ríe en la noticia de que todos los demás están de acuerdo con el cese del criminal bloqueo.

Hoy, los Estados Unidos orquestan una sensacional campaña que no pocos ingenuos creen. Mas Cuba no está sola. Tiene de su lado a millones de latinoamericanos que saben, como cientos de miles de bolivianos, que Cuba es un país solidario, que lleva a sus propios médicos a diferentes países para ayudar a atenuar las deficiencias de los servicios de salud en los países víctimas del saqueo y la explotación de las transnacionales.

Estados Unidos no le perdona el coraje y la dignidad. Bolivia, por encima de las elegantes señoras que se dan cita para gritar las consignas del amo contra Cuba, tiene memoria y está con el pueblo y el gobierno de Cuba; hoy, ese pueblo –y no unos cuantos gusanos sin dignidad– sí está en las calles, pero para defender su Revolución.

¡Cuba no se rinde!

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