¡Se acaba el mundo Unipolar!

Esta frase que fue acuñada por los grupos de izquierda y los movimientos sociales de América Latina y del mundo, poco a poco se va haciendo realidad, y no es para poco, el país con mayor poder económico, militar cultural, productivo, tecnológico, que desde la finalización de la segunda guerra mundial se ha ocupado de controlar todas las actividades humanas, ahora se encuentra en su propia crisis, generada a raíz de su propio poder y de sus propias contradicciones, tanto internas como externas.

Durante todo este tiempo, los EE.UU. de América del Norte, bajo la concepción hegemónica de gobernar el mundo, han instaurado la moneda del dólar como el equivalente a las transacciones económicas y en las reservas de divisas en cada país, por lo que este elemento económico ha sido la movida de poder más fuerte, a partir de esta situación ellos han ido dictando, políticas y medidas económicas de acuerdo a sus intereses, y si algún país se revelaba tendría sanciones comerciales y de relacionamiento con otros Estados e incluso seria intervenido militarmente bajo el pretexto de la “democracia y la libertad”.

De ahí que el mundo se ha ido moviendo bajo las características hegemónicas capitalistas y de sometimiento a los EE.UU. de América del Norte.

Su poderío no solo ha estado marcado en el mundo económico, (que sin duda es fundamental), sino que ha sido en diversos campos, como el militar, con su avance en la tecnología y en tener el derecho privilegiado a contar con armas nucleares y prohibir a otros Estados a tener o desarrollar alguna tecnología similar o superior a la suya.

Con la globalización económica, social y cultural no solo se pretendía seguir manteniendo las políticas de mercado, sino organizar las mentes de los pueblos del mundo para que sigan sus dictados y sus políticas, en ningún momento se consideró la independencia, la soberanía, la diversidad existente en todos los aspectos, no se consideró la vida (en la concepción más amplia de la biodiversidad) y mucho menos al ser humano, porque de lo que se trata es de crear la mente de los consumidores y para seguir consumiendo convertir en esclavos del trabajo y del salario que satisfaga sus ansias consumidoras, en síntesis, se busca que los seres humanos -en especial de los países poco desarrollados o dependientes- sean solo zombis del consumo, del trabajo sacrificado, de la depredación de la madre tierra y mejor si no piensan.

Todo este poder concentrado, resulta importante y ambicioso, por lo que otros Estados también capitalistas, empezaron en su interior a disputarle el poder, o en su caso aliarse para continuar el control y mantenerse como Estados de Bienestar.

Ahora que emergen nuevas economías, nuevas tecnologías, otras perspectivas, otras visiones, la lucha por el poder y la gobernanza del mundo es la lucha y pelea propia del capitalismo mismo.

¿Qué ocurrirá con los países, cuyas economías siguen siendo dependientes, de los EE.UU. tanto en la parte comercial productiva, técnica tecnológica, cultural y en el tema de reserva monetaria y respaldo en divisas?

Los EE.UU. no dudarán en continuar manteniendo poder en estos países, por lo que desarrollarán políticas de protección, o de sometimiento, utilizando todos los medios disponibles y por crearse.

Ahora queda clara la pregunta que si bien al Estado Plurinacional de Bolivia le interesa y está de acuerdo con la multipolaridad, ¿cómo nos hemos preparado tanto en la parte ideológica, política, económica y cultural para frenar todas las políticas que emerjan de los EE.UU. para mantener su poder?

Por lo tanto se trata de tomar posicionamiento, asumir políticas claras, implementar acciones educativas y empezar alianzas que nos permitan enfrentar en el corto y mediano tiempo, la transición de lo unipolar al mundo multipolar, donde la cooperación, el apoyo, la lucha contra las desigualdades sociales, técnicas, tecnológicas, comerciales sean resueltas, donde la preservación de la naturaleza, sea un principio de toda la humanidad.

Los retos y desafíos están planteados por lo que considero que podemos influir ya no solo en la provisión de recursos naturales como el litio, hidrocarburos, minerales y otros, sino en la construcción de otra sociedad y otro mundo posible.