ALZAMOS NUESTRAS VOCES POR LA VIDA DEL PUEBLO PALESTINO

Durante siglos el Imperio Otomano dominó lo que conocemos como Medio Oriente. A su declive y derrota, dos potencias europeas se repartieron el Oriente Próximo, donde se ubica Palestina, mediante el Tratado Sykes-Picot entre Gran Bretaña y Francia en 1916. Se repetía así la estrategia de repartición del África en 1884 entre varios países europeos que se consideraban superiores al resto de la humanidad, imponiendo viejas prácticas colonialistas.

En 1917, mediante la Declaración Balfour, el gobierno británico respaldó el establecimiento de un  “hogar nacional” en Palestina para los judíos provenientes fundamentalmente de Europa, y alentados por el movimiento sionista. En esa época el pueblo palestino estaba instalado en un 90% de su territorio, y los judíos ocupaban sólo un 5%. Como es natural, ante la nueva situación los conflictos se multiplicaron.

En 1917 la organización de Naciones Unidas, presionada por Gran Bretaña, decidió partir
Palestina en dos Estados. En 1948 se creó el Estado de Israel, ocasionando una primera gran expulsión de palestinos de sus propias tierras, que incluyó masacres y robo de propiedades.

De allí en más el Estado de Israel ha sostenido y agudizado una política de acorralamiento y presión,  que tiene como objetivo la desaparición del pueblo palestino de su tierra, y en la actualidad de los territorios de Gaza y Cisjordania, que hace décadas son cercados, controlados, negados de insumos básicos, restringidos en sus derechos y atacados por grupos de colonos armados que se apropian de bienes del pueblo palestino. Este genocidio, agudizado al extremo en la última quincena, se respalda en el soporte político, militar y financiero que proveen los EEUU a Israel como su cómplice principal en Medio Oriente, pero también a escritos bíblicos interpretados como hechos reales y mandato divino. A propósito de esto último, no es casual que movimientos fundamentalistas de Santa Cruz sean parte activa de un fenómeno conocido como “sionismo cristiano”, muy presente entre algunos grupos evangélicos locales.

Ante la horrorosa situación actual, condenamos las políticas y acciones genocidas del gobierno israelí, así como también el apoyo que reciben del gobierno norteamericano, dispuesto a incendiar toda la región si aquello asegura su hegemonía. Al mismo tiempo, alentamos a nuestras organizaciones populares a conocer la historia y la lucha del valeroso pueblo palestino, que es ocultada sistemáticamente por los medios de comunicación dominantes. Además, nos sumamos a toda medida y resolución internacional que garantice el establecimiento de un Estado Palestino libre, soberano y con territorio propio y continuo.

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