El día que le pusieron el cascabel al gato
Conocido es el cuento aquel del congreso de ratones que, alarmados por la gran mortandad que causaba el gato de la casa entre su población, deliberó sobre medidas a tomar; la mejor propuesta fue considerada largamente: había que ponerle al felino un cascabel para que la ciudadanía roedora se pusiera a buen recaudo al escucharlo venir. Entonces surgió la elemental pregunta de un inocente y poco avezado orador: ¿Y quién le pone el cascabel al gato?
La interrogante se traslada a nuestra sufrida Santa Cruz de la Sierra del fin de año 2022. Por ese entonces, un bravucón que preludiaba al argentino Milei vociferaba contra el gobierno y espetaba irreverente a nuestras autoridades que, si eran “machos”, vinieran a detenerlo. Él era la ley; él era el elegido, él era el que había organizado, financiado y ejecutado el golpe de Estado contra Evo Morales; él era el que había amedrentado a empresarios para que financiaran el paro de 36 días so pretexto de “¡Censo 2023 o nada!”; él era el que había instruido a la tristemente célebre Unión Juvenil Cruceñista a que se organizaran militarmente, se armaran con arsenales todavía bajo su tutela; él había dado órdenes para que se quemara la sede de la “raza maldita” que pertenece a la Federación Única de Campesinos del departamento; él era quien ostentaba un cuerpo de seguridad como si se tratara de un dignatario de Estado, con escoltas y movilidades que sembraban temor a su paso.
¿Quién le pone el cascabel al gato?
Con sigilo, en una operación policial que deslumbró por utilizar el factor sorpresa de manera brillante, con un despliegue de varios equipos que cumplieron cada cual con su misión, en una demostración de coordinación cronométrica poco menos que improbable por la eventual filtración del lugar y momento en que se desencadenaría la acción, finalmente el imposible de ser aprehendido, el dueño del pueblo, el que manejó la cruz en una mano y la espada en la otra, como sus antepasados conquistadores, finalmente caía en manos de la Justicia. El operativo, a plena luz del día, originó una rápida reacción de esa derecha paramilitarizada que se movilizó inmediatamente para rescatar al muy machito Camacho. Sin importarles la seguridad y la vida de cientos de pasajeros que estaban a bordo de las aeronaves en el aeropuerto de Viruviru, las hordas comandadas por connotados y connotadas ingresaron a las aeronaves, sin preguntar si alguien tenía el pase a bordo del hasta entonces intocable gobernador. ¿Si se escapaba un tiro y/o se producía un siniestro fatal? ¡Culpa de la dictadura masista!
¿Y si encontraban a Camacho, con cinturón de seguridad abrochado, listo para el despeje? Habría sido el despeje de la derecha reaccionaria hasta tocar el cielo, como en la triste Argentina de hoy. Pero no. No fue así. La operación fue impecable y no pocos se miraron perplejos pensando que era otra de esas bromas pesadas que nos gastamos el Día de los Inocentes. ¡Pero era verdad! No hubo margen de error y el vociferante hijito de papá fue trasladado a Chonchocoro con rigurosas medidas de seguridad. Que allí pasa ya un año de vida de lujo que ningún preso puede ostentar en Bolivia, es otra historia. Lo cierto es que está allí, y que ya se ciernen nubarrones negros sobre su suerte, dada la gran cantidad de pruebas acumuladas en los diferentes procesos que enfrenta. Muchas de ellas provienen de confesiones del muy bocón.
Sean estas líneas un homenaje a quienes, cumpliendo con su obligación de autoridades de gobierno y función policial, participaron de este operativo que ha puesto entre rejas a uno de los más peligrosos delincuentes de nuestra historia política reciente. Sin duda, Santa Cruz vive hoy menos intranquila con Camacho entre rejas. Ojalá que los procesos en su contra culminen pronto, no sólo para darle su justo castigo sino para que vayan a hacerle compañía sus secuaces de pantalón y de falda que, horas luego del operativo, seguían actuando como los dueños del pueblo.
¡Hurra a quienes le pusieron el cascabel al gato!
Esa rata inmunda, que ahora se declara «enferma» (por consejo de sus abogados), hoy está pagando una pequeña parte de sus delitos, aunque vive como ningún preso en el mundo, rodeado de comodidades y de excelente trato. Yo creo que merece un castigo ejemplar, como ejemplo, para evitar que en el futuro otro delincuente cometa delitos contra la CPE y se crea impune, simplemente porque existen algunos bastardos que lo respaldan.
!!!Hurra a quienes le pusieron el cascabel al gato!!!
Lamentar que en nuestro país hay muchos traidores oportunistas y vende patria.
Pocos practican lo que decía nuestro comandante Che Guevara » practicar lo que predicamos»