Los bolitas y un gobierno desalmado
“¡Sos boleta, si seguís protestando! Me dijeron, entonces tuve que migrar, salí de Salta y me vine a Buenos Aires” De esta manera Domingo Mamani me relató su primer contacto con la realidad xenófoga de su vida como migrante a la Argentina, que comenzó en los años posteriores a la revolución de 1952, “Nos llevaron hasta Villazón, éramos muchos, el gobierno había hecho un convenio con el gobierno de Perón para que vayamos a trabajar en Argentina, pero nos dejaron parados en Villazón, yo me enfermé y me llevaron a la Quiaca, ahí un policía me dijo, ‘eres colega”, porque vio mis documentos que yo era carabinero, así que me dijo ‘porque no te quedas’ y así comenzó mi vida en Argentina.
La vida de los migrantes bolivianos en la Argentina, es una historia de esfuerzo, de sacrificio y de una voluntad a toda prueba para sobrevivir en una sociedad, que como Jano tiene dos caras: una muy solidaria, colaboradora y la otra impregnada de racismo y con un gran complejo de superioridad, sobre todo debido a su origen europeo. En ese medio muchas veces hostil y tantas otras veces de acogida cariñosa, la comunidad boliviana desarrolla su vida entre los “miramientos” tan comunes en nuestro país; por este motivo ha sido difícil tener una base organizativa sólida que, al margen de la representación oficial del Estado (Embajada y Consulados) sea la organización encargada de un mayor y mejor relacionamiento con el Estado Argentino; como lo hacen las otras comunidades de migrantes.
Es indudable el aporte de la comunidad boliviana a la economía argentina, cosechando frutilla, como mano de obra en la construcción, como empresarios constructores en los pequeños pueblos de la costa, como constructores del “cinturón verde del Gran Buenos Aires, fenómeno estudiado por antropólogos, agrónomos, economistas Argentinos y extranjeros, los bolivianos y bolivianas son los grandes proveedores de hortaliza fresca a gran parte del territorio argentino.
¿Cómo recibe, el Estado Argentino a esta comunidad trabajadora y productora de riqueza? Dependiendo del tipo de gobierno, tendremos como dos formas principales, la primera en los gobiernos peronistas, que aprobaron marcos jurídicos para agilizar la documentación de “residencia”, como el Programa “Patria Grande”, por otra parte están los gobiernos de orientación liberal cuyo discurso, respecto a la migración es: “Nos vienen a quitar nuestro trabajo” y con ese latiguillo se justifican una serie de atentados a la vida de los migrantes bolivianos, como fue el caso de Marcelina Meneces, migrante boliviana que fue arrojada a un tren en marcha junto a su bebe, esto ocurrió en el año 2001, o los asaltos permanentes a los productores de Hortalizas en Municipios como Escobar y el Pilar, o el incendio de una textilera clandestina en el barrio de Caballito conocido como “el incendio de Luis Viale” donde murieron jóvenes, niños, hombres y mujeres migrantes bolivianos, año 2006, o la acribillada muerte de un “referente” boliviano de Gonzales Catan, por haber denunciado actividades de narcotráfico en el barrio; estos son sólo algunos casos de los cientos que ocurren cotidianamente en el Gran Buenos Aires y en provincias del interior.
Hace días ocurrió otro hecho que indigna al género humano, la muerte de un joven boliviano debido a una golpiza por parte de un grupo racista. No les importó que la víctima haya estado bebido, igual fue presa de la violencia racista que anida en muchos argentinos que asumen que su situación económica depauperada, es debida a los extranjeros que nos “quitan nuestro trabajo y viven con la nuestra”, esos discursos de odio sembrados constantemente, incluso por medios de comunicación tienen parte de culpa de este tipo de reacciones, acrecentada por el pensamiento del actual mandatario racista y xenófogo declarado y que ha desmantelado las instituciones de protección frente al racismo; el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) fue una conquista, luego de una larga lucha, al igual que la Ley de Migraciones, hoy desmanteladas, dejando libres las acciones punitivas de racistas acomplejados que se identifican con un gobierno, que nos recuerda a la mas feroz edad media. El puño fue del agresor, pero la fuerza es del gobernante antiderechos.
Antonio Abal O.