Frases para vender Bolivia
El presidente Rodrigo Paz Pereira ha lanzado una frase lapidaria: el Estado está muerto. Lo ha hecho a manera de graficar y dramatizar una denuncia sin pruebas, de que en el país se habría robado más de quince mil millones de dólares, durante el gobierno del MAS. Tal dislate trae a la memoria un discurso que la derecha lo festejó como memorable, cuando otro Paz nos dijo literalmente: “Bolivia se nos muere”. La frase y el discurso eran el prólogo al famoso decreto 21060 que, de un plumazo, desconoció todos los derechos laborales y sociales del pueblo boliviano, con decenas de miles de trabajadores mineros echados a la calle con el eufemismo de “relocalización”.
Tal parece que, de familia y por tradición, el actual mandatario padece de una falta de imaginación que, en algún momento, lo llevó a su padre, cuando era también presidente, a decir en un discurso que esta humanidad había dicho basta y echado a CAMINAR, en descarado plagio de la memorable frase acuñada por Fidel Casto y el Che Guevara en la Segunda Declaración de La Habana, una denuncia extraordinaria y aún vigente a pesar de los más de sesenta años transcurridos desde su enunciación. La frase original sentencia que “esta gran humanidad ha dicho basta y echado a ANDAR, y su paso de gigantes no se detendrá…”. Como puede observarse, de tal palo, tal astilla…
Pero, volviendo a la ocurrencia del actual Paz, no cabe duda que es la antesala de una serie de medidas que devolverá a Bolivia a la oscuridad de aquellos años de neoliberalismo que, para desgracia de los dados a hacer diagnósticos fúnebres, no mejoraron en nada la situación de millones de bolivianos y bolivianas, condenándolos a la pobreza extrema, de la explotación y la opresión en beneficio de empresas transnacionales que hoy tienen como tumor expresivo del cáncer incubado, a las famosas cooperativas que explotan nuestro subsuelo bajo una modalidad de explotación y opresión sin límite de sus propios trabajadores, sin reportar ningún beneficio al Estado.
Si el Estado está muerto, entonces todas aquellas conquistas amparadas por él para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de su pueblo también corren riesgo de quedar bajo tierra. Porque, ¿cómo podría un Estado Plurinacional entregar en lo posterior el bono Juancito Pinto a miles de estudiantes que hoy en día cuentan con ese beneficio para no ir a engrosar el ejército de la economía informal por la vía de la deserción escolar? ¿Cómo podría ese mismo Estado que ya no respira, según los aprendices del neoliberalismo, cumplir con otros bonos que favorecen a la tercera edad y a las madres? La respuesta es escalofriantemente cínica: todo se lo robaron los del MAS, así que ahora no queda de otra que apretarse el cinturón para volver a rehacer el país. ¿Cómo? Por la vía de la privatización, por supuesto, acatando las “instrucciones” que ya han recibido del Fondo Monetario Internacional, que obliga a quienes quieren prestarse plata para reactivar economías, a cumplir con una serie de medidas que no son otra cosa que trasladar los excedentes económicos a manos de empresarios inescrupulosos que solo buscan el lucro y la ganancia fácil. La receta no es nueva; ya la probamos con el primer Paz, cuya obra fue perfeccionada por el otro Paz, por Goni , Banzer y Tuto, con la inefable ayuda del ministro privatizador Doria Medina, devenido luego en próspero empresario.
Hoy, ese mismo personaje se ha dado el gusto de poner a sus gerentes y profesionales de confianza en puestos clave de la economía, con la finalidad de diseñar la arquitectura del saqueo. Doña Inversión Extranjera, que no es otra cosa que un conjunto de ávidas transnacionales que vienen a aprovecharse de las riquezas nacionales, empieza a sentirse dueña de las empresas que se construyeron pacientemente en estos veinte años. BOA, la siderúrgica de El Mutún, los esfuerzos concretados para avanzar en la industrialización del país, son parte del botín.
Del “Bolivia se nos muere” a “el Estado está muerto” hay un breve trecho que los cuarenta de Alí Babá transitaran a paso simple y sin esfuerzo… pero ya, desde los barrios, desde las comunidades, desde la Bolivia profunda, empieza a gestarse la resistencia popular. No será fácil.





