Fraude monumental TREP

En el decurso de la historia política hay acontecimientos que crean a sus personajes, pero también existen hombres y mujeres que construyen coyunturas, la diferencia está en que los primeros son efecto temporal y subsisten mientras el acontecimiento tiene algún valor, los segundos son los que lideran horizontes y están por encima de los acontecimientos.

Es este tiempo, el momento imprescindible para superar la retórica y la fraseología como apariencia de la política, devolverle a la disputa política la dimensión ideológica como concepción, nos obliga ineludiblemente a la autoidentificación como conciencia superando la simple autojustificación como sobrevivencia.

En 2019 asistimos a la crisis de la democracia representativa, cuando se violentó la Constitución imponiendo un gobierno de facto e instituyendo la violencia como método y esencia del poder, el acontecimiento fue el “fraude” bautizado por la OEA, Camacho y compañía, y rebautizado por Mesa como “fraude monumental”; esta trama creada produjo su retórica discursiva y la fraseología como la forma pública de presentación.

La trama del acontecimiento como verdad fáctica empieza el 20 de octubre a las 23.30 con un tuit de la OEA exigiendo al TSE que “explique por qué paralizó el TREP de su sistema y que es necesario que el proceso de publicación del cómputo se desarrolle de manera fluida”. Treinta minutos después, Mesa publicó un video por sus redes sociales expresando que “se trata de manipular un resultado que obviamente nos lleva a segunda vuelta”, al día siguiente, la OEA difundió un comunicado haciendo conocer que “oportunamente, dará un informe con recomendaciones de cara a la segunda vuelta”.

El libreto es: denunciar desde los observadores internacionales de la OEA la manipulación del cómputo electoral con la paralización del TREP, posicionar la segunda vuelta validando la propuesta de Mesa.

El paso inicial del monumental fraude está en el TREP, en el informe preliminar (IP) del equipo internacional de auditores de la OEA publicado el 10 noviembre, con referencia al TREP (págs. 3 y 4) en 12 puntos describe las observaciones al funcionamiento de este sistema; en ninguno logra identificar la interdependencia entre el TREP y el cómputo electoral, y la conclusión es que “no es posible dar certeza de los resultados del TREP”. Con referencia al cómputo oficial (págs. 4, 5 y 6), en 14 puntos describe las observaciones al sistema informático del cómputo, pero contrariamente no informa sobre el computo electoral que se desarrolló en los nueve TED con presencia de los partidos y veedores de la OEA, tampoco hace referencia cómo la “manipulación” del TREP afectó al cómputo, y concluye que “al cúmulo de irregularidades observadas, no es posible garantizar la integridad de los datos y dar certeza de los resultados”.

Pero, contradictoriamente, en la primera conclusión del IP (pág. 12) sentencia: “se descubrió una clara manipulación del sistema TREP que afectó tanto los resultados de dicho sistema, como del cómputo final”.

En el informe final (IF) presentado el 5 de diciembre en Washington, sede la OEA, con referencia al TREP y al cómputo, desde la página 13 a la 56, el vínculo entre ambos sistemas está referido a la utilización de actas del TREP, pero del exterior, que luego fueron validadas por las actas físicas que llegaron al país. Concluyen: “no es posible por parte del equipo auditor garantizar la integridad de los datos y dar certeza de los resultados” (pág. 53).

Obsérvese que los dos informes no logran explicar desde el punto de vista jurídico e informático la interdependencia entre ambos sistemas, es más, el IF no ratifica la conclusión del IP que originó el golpe de Estado.

Por qué no pueden demostrar la interdependencia de ambos sistemas: el reglamento de las elecciones de 2019 (art. 52) define al TREP como un sistema de información previa al cómputo que realizarán los TED y no es vinculante, es decir, el TREP es un sistema de información que sustituye los informes en boca de urna que desarrollaban los medios de comunicación, pero no sustituye el cómputo electoral; son dos sistemas independientes, el TREP se alimenta de las imágenes fotográficas de las actas electorales, en cambio, el cómputo es un acto público con presencia de delegados nacionales e internacionales con base en las actas físicas. Esta última afirmación es la razón por la cual la OEA y los voceros criollos no pueden y no podrán demostrar cómo la supuesta manipulación del TREP alteró el resultado del cómputo.

La fraseología: “Pararon el TREP para manipular los resultados”, “me robaron la presidencia”, “monumental fraude”, es la retórica discursiva de un personaje que es hijo de los acontecimientos, está para estar en la fotografía, acompaña su oratoria de autovictimización épica, es su forma de vida.

En los próximos artículos tocaremos las otras conclusiones del IP y IF de la OEA.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

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