Terror y esperanza: dos sustantivos de un país llamado Ecuador

“A pesar de usted, mañana ha de ser, otro día” (Chico Buarque) 

El triunfo de Luisa González y la Revolución Ciudadana, a pesar del bloque dominante en el poder, fue claro y contundente, esperado, aunque despojado de su real dimensión, por ese mismo bloque de poder. 

 Son dos las realidades estratégicas que atraviesan al Ecuador de agosto del 2023, en este día en que se realizaron las elecciones generales anticipadas, establecidas a partir de la llamada “Muerte Cruzada” que significó el adelanto de las mismas, el cierre de la función legislativa y la salida anticipada del gobernante actual, calculada hoy para el mes de noviembre, por fin. 

La mayoritaria voluntad popular, de forma ascendente, desde el 5 de febrero de 2023, en las elecciones para poderes locales, le apostó masivamente a la Revolución Ciudadana (RC) y a sus candidatos Luisa González y Andrés Arauz, pese a la simultaneidad termidoriana de las estrategias adversas aplicadas para aterrorizar a la población y demonizar a la RC. 

Esas estrategias fueron puestas en práctica por una activa y multiforme contrarrevolución ultraderechista en el poder y en la sombra, usadas para impedir tal victoria, funcionaron a medias pues no lograron frenar el triunfo de la Opción Correísta, de izquierda y progresista, como la aplicación impune de un escandaloso fraude telemático y el impedimento del derecho del voto a cientos de miles de ecuatorianos migrantes en el Exterior. 

En efecto, decenas de ecuatorianos denunciaron desde EEUU, Venezuela, Colombia, Canadá, a Italia, España, Bélgica, Francia, Inglaterra y otras naciones en Europa, la caída electrónica de la página del Consejo Nacional Electoral CNE que, ante la masiva denuncia, crearon la cortina de humo de que obedeció a “un ataque informático desde Rusia, China, India” y otras naciones, oh sorpresa, de los BRICS-Plus.  

Como si no conociéramos que desde el 2021, el CNE ha sido puntal en la manipulación de cifras y fraudes solapados, quitándole votos esta vez a Luisa González. Si no, ¿cómo explicar que, según sus datos “oficiales”, ella, la candidata presidencial, mantuviera desde las 7h30 pm un voto estacionario del 33% (se requiere el 40% para triunfar en una sola vuelta), mientras que sus candidatos a asambleístas, superan ampliamente la barrera del cuarenta por ciento, llevando hasta la medianoche, un 45%?

De todas maneras, en números generales, la votación de Luisa, la primera candidata presidencial mujer desde la fundación del Ecuador en 1830, obtiene hasta la medianoche, 3 millones de votos, en tanto que su contrincante inmediato, Noboa, lleva 2 millones. Casi un millón de votos de diferencia. 

El telón de fondo

Para contextualizar esta coyuntura, que no se puede encerrar en los límites estrechos de un análisis nacional, en este día es indispensable mirar primero el telón de fondo, que es mundial y regional, que explica las dos realidades estratégicas innegables en las que se mueve el Ecuador de Guillermo Lasso versus el Ecuador de la RC: los dos rostros del país actual: el del Terror y el de la esperanza. 

El factor internacional en que se mueve el país es la nueva multipolaridad nacida con los BRICS, a la cual se antepone la violenta resistencia unipolar de la OTAN imperial en 4 dimensiones: militar, económico-financiera, cultural y mediática, del Imperialismo anglosajón (EEUU, Inglaterra y la UE), que no quiere admitir que ese nuevo mundo nació ya. 

En el Ecuador la violenta necedad imperialista cuenta con acérrimos defensores: el régimen saliente, que se niega a salir, y sus antes siete y hoy seis candidatos varones, de derecha y ultraderecha, opuestos a la única candidata mujer a la presidencia de la República. 

El otro factor internacional es el continental, signado por una disputa soterrada entre imperialismo y las burguesías y oligarquías locales de cada país, versus la tendencia de izquierda, progresista, nacional, soberanista y latinoamericanista en lo que algunos han dado en llamar “La Segunda Ola Progresista”. 

Por un lado, tenemos a los EEUU de Biden que, con desparpajo visible, alienta la guerra híbrida contra Rusia y China, sus dos principales enemigos líderes de aquel mundo multipolar, así como contra los procesos latinoamericanistas. Tenemos la pujante ofensiva de la “internacional ultraderechista libertaria” que aplica nuevas versiones de plan Cóndor, enviando armas a las dictaduras de Perú como antes a la de Añez en Bolivia, y las estrategias de ataque virtual, mediático, de desgaste, contra todos los procesos progresistas en el poder. 

Por otro lado, tenemos al bloque progresista actual: México, Brasil, Colombia, Argentina (donde casi ha triunfado ya la opción ultraderechista libertaria de Milei), Honduras, Bolivia, más Cuba, Venezuela y Nicaragua. 

En ese mar de doble oleaje, se mueve la coyuntura electoral ecuatoriana. El imperio desea cerrar en los Andes el anillo contrarrevolucionario del Sur con Perú dictatorial, Argentina a un paso de dar el poder a Milei, y el Ecuador de Lasso, hoy en disputa permanente entre los dos ejes geoestratégicos continentales.  

El telón de fondo nacional

En cuanto a los dos ejes estratégicos del país, son, por un lado, el plan agresivo de privatizaciones, no vistas desde los fallidos intentos de la oligarquía entre 1992 a 2004, y el desmantelamiento inusitado del Estado social de derechos, en obsceno beneficio del bloque de poder plutócrata-bancario actual, en apenas tres meses de gobernar sin contrapesos, tras la “muerte cruzada” de Lasso, impuesta para no ser destituido por el alicaído poder legislativo. 

Y, por otro lado, el otro factor es la misma coyuntura electoral, tras la dictadura blanda impuesta por el régimen de Lasso, donde la estela de seis candidaturas de ultraderecha y derecha encubierta, se enfrentaron al progresismo. 

Esas candidaturas representan al bloque de poder político, económico, financiero e ideológico, aliadas o cercanas al régimen bancario y al partido mediático en franca guerra de propaganda contra el progresismo latinoamericano y nacional. 

Ecuador: ¿nuevo laboratorio geopolítico?

El país, en esas circunstancias, fue convertido en poco tiempo, desde el 2018 a 2023, con énfasis en el lapso de Lasso: 2021 a 2023, en un laboratorio geopolítico del imperialismo y, en especial, de los EEUU, destinado a replicar las ejecutorias y experiencias de brutalidad en la violencia política, mafiosa y social, de la Colombia de los ’80 y del México de los ’90, así como algunos fenómenos que se miran en la actual Haití. 

La nación estuvo y está en peligro: mientras se acercaba la fecha de votaciones, el banquero presidente Guillermo Lasso y su millonaria secta de fanáticos “libertarios” de extrema derecha, aprovecharon la coyuntura de “Muerte cruzada” y la desaparición del poder legislativo, para privatizar la soberanía y los bienes públicos: arrasó hasta con las Islas Galápagos, cuya administración fue cedida a  un emporio de empresas privadas con asiento financiero en un paraíso fiscal, Delaware, en los EEUU; las empresas eléctricas que pasaron a un fideicomiso con la orden de privatizar las 33 empresas públicas y, por ende, sus proyectos estratégicos, e intenta hacerlo con la Seguridad Social, así como a través de una contrarreforma institucional de los mandos militares y policiales, a través de decretos que, de ganar la izquierda progresista, deben anularse apenas llegue al palacio presidencial el binomio vencedor.

Cuatro marcas de primera vuelta y ¿de segunda vuelta?

Cuatro evidencias marcaron la breve, pero intensa coyuntura electoral pre-definitiva al 20 de agosto, en que el Ecuador decidió un capítulo de su incierto destino futuro en las urnas, en las que, el terror oligárquico a la victoria de la Revolución Ciudadana en primera vuelta, activó en el bloque de poder una paranoica alarma que no escatimó en imponer fraude telemático en el Exterior, las salidas de fuerza multidimensional, como se prevé que lo intentarán en la segunda vuelta, repitiendo la matriz del año 2021, en que empujaron una segunda vuelta entre Andrés Arauz de una sobre-optimista RC para luego unificar todo el abanico de las derechas e impedir, incluso con un final de conteo opaco, el triunfo del único movimiento que podría alejarnos del neoliberalismo puro y duro. 

Hasta el desconocimiento de los resultados al estilo Bolsonaro y Trump estuvo dispuesto Lasso quien públicamente señaló que no permitiría que se entregue el poder a “la delincuencia narco-terrorista, disfrazada de una opción política”. En la segunda vuelta es posible que continúen el escenario visto en primera vuelta, esto es: armar, a lo Joker, un organizado y administrado Caos sistemático, como lo vienen haciendo desde hace varios meses para “acostumbrarle” a la población a la brutalidad, al terror y al desparpajo, llegando a matar un candidato presidencial de su propia tendencia y atentar contra veinte candidatos o autoridades ya elegidas, la mayoría de ellas, militantes de la RC.

No hay que descartar, si la RC logra ampliar el abanico de alianzas sociales, políticas, ciudadanas y civiles para vencer, el que estén dispuestos a cualquier Operación de Bandera Falsa o Cortinas de Humo que ya han aplicado este año, esto con el objetivo de intentar quebrar a las FFAA para que avalen una prórroga de Lasso o la aplicación continua y repetida de más magnicidios y homicidios, al estilo Unión Patriótica y Colombia de los 80’. 

Sirva como ejemplo que, un día antes de las elecciones, Francisco Tamariz, posesionado alcalde de La Libertad, en la provincia del Guayas, militante de la Revolución Ciudadana, fue víctima –ilesa- de un ataque a balazos e intento de asesinato, cometido por policías de uniforme y de civil que dispararon a su cabeza 7 tiros, por fortuna, impactados en el vidrio blindado de su vehículo. La versión oficial fue, como siempre, falaz y cínica, buscando que la minimización se convierta en conducta política de la sociedad.

Hasta este día y durante el tiempo que dure la segunda vuelta, si logran imponer la primera fase del fraude buscado, el régimen continuó ejecutando su estrategia, al punto de que hoy, mientras escribía este texto especial para Bolivia, cerraron las urnas en el Exterior en medio de protestas masivas de los migrantes, ante una “caída informática”, acompañada de teléfonos apagados y puertas cerradas de los consulados y embajadas en el mundo, que impidieron la votación a decenas de miles de compatriotas. 

Tal situación continuará en la fase siguiente, haciendo cabalgar 4 jinetes del apocalipsis para, hasta tanto, llevarse el país en andas y desquiciar la poca institucionalidad estatal y democrática que queda en pie.  

Esas cuatro evidencias empíricas son:

Uno: Continuar las privatizaciones salvajes, vía desmantelamiento del Estado y bienes públicos, que siguen de manera imparable y taimada. Lo que intentan hacer con el Seguro Social es un crimen, a la manera de Francia o Uruguay (apoderarse de activos, aumentar edad de jubilación y monto de aportes de los trabajadores, privatizar salud y darle al sector bancario potestades que no le competen). Pero no hay la fuerza social movilizada de otros tiempos ni la energía callejera de los pueblos francés o uruguayo, que se han opuesto a la superganancia del bloque dominante y su robo de bienes ajenos: los públicos.   

Dos: Seguir el entreguismo antinacional que al Ecuador ha convertido en un cuasi protectorado, manumilitar y geoestratégico, de una potencia extranjera voraz y violenta: los EEUU, usando artilugios inconsultos al pueblo. Ética y legalmente, Lasso no podía usar esos pretextos, pues tras la “muerte cruzada”, él es un muerto viviente que no tiene siquiera el 10% de respaldo en ninguna encuesta nacional, y solamente gobierna vía decretos para su grupo de interés, parapetado en que política y socialmente lo puede hacer porque el país está centrado en las elecciones, en la sobrevivencia y en resistir una brutal violencia narco-sicarial cotidiana. Solo utilizando el terror y una guerra híbrida directa, mediática y virtual, han movido tableros y bajado puntos de apoyo porcentuales a la RC.

Tres: Mantener la violencia sicarial que, como era evidente que ocurriera, se encendió como dispositivo automático en plena etapa electoral, ordenado por “alguien” para aterrorizar, matar, amenazar, atentar, agredir y, sobre todo, naturalizar la brutalidad y justificar hasta una intervención extranjera y la discursiva-Bolsonaro de la “mano dura”, al punto que uno de los candidatos presidenciales de la ultraderecha, Fernando Villavicencio (+), tras el crimen del popular y llorado alcalde de Manta, una semana más tarde también fue asesinado, en un tipo de operativo donde se le dio otro vehículo no blindado, no se lo protegió ni cumplió los protocolos más elementales, crimen en el que de a poco se conoce que en él participaron policías por lo menos como encubridores negligentes y hombres cercanos al presidente, como lo denunciara el ex Ministro del Interior José Serrano. 

Éste develó dos días antes de la elección información de los investigadores y asesores colombianos de Lasso, que los teléfonos de los seis sicarios colombianos inculpados, tenían llamadas hechas por un teléfono desde el cual también se hizo llamadas a los sicarios que mataron antes a Rubén Chérrez, amigo de Lasso y uno de los actores y testigos de la relación del gobierno y la familia del banquero, con la violenta mafia narcotraficante albanesa que hoy dirige los embarques de narcotráfico a Europa escoltados por las bandas sicariales que matan en calles y cárceles. 

Y, como ha sido expresado en la demanda por “Crimen de Estado” por la propia familia del asesinado, ésta responsabiliza del crimen directamente al presidente Guillermo Lasso, al ministro del interior y ex policía Juan Zapata y al jefe de la policía nacional, General Fausto Salinas, después de que el periodista que destapó los nexos narco de Lasso y su clan con la mafia albanesa y tuvo que exiliarse responsabilizando al gobernante de lo que le ocurriera, volvió a la carga un día después del asesinato de Villavicencio y señaló que estuvo presente en una reunión en el palacio presidencial cuando Guillermo Lasso amenazó al ahora fallecido, con quitarle la escolta policial, lo que ocurrió ese 9 de agosto en que terminó muerto. 

Cuatro: Seguir la artera estrategia de propaganda de guerra mediática, cuyos títeres visibles son: la prensa hegemónica y encuestadoras que emiten datos manipuladores; y que, de la noche a la mañana, ¡antes del asesinato! Una de ellas, CEDATOS, colocó en segundo lugar al ahora fallecido Villavicencio, bajando el porcentaje abrumador de Luisa González, que todas las encuestadoras locales e internacionales señalaban en el primer lugar imbatible con más del 40%. En esta estrategia llegó a pronunciarse hasta un impresentable ex presidente neoliberal de México, Felipe Calderón, acusado él de relación con el violento narcotráfico de su propio país.

En esa estrategia, se incluye lo ya denunciado por el ex presidente Rafael Correa, que acusa con nombres, grados y áreas internas, a los jefes y agentes policiales de la Unidad policial de Ciberinteligencia, que se usan para plataformas trolls de ataque a la candidata de la RC. 

A pesar de todos los resortes utilizados en una guerra híbrida de distintos componentes, incluyendo el terror, la amenaza de muerte, los atentados, la guerra virtual, electrónica y mediática al estilo Steve Bannon; la RC ha vencido en el proceso electoral más violento y sucio que recuerdo haber presenciado desde 1978, en que a pesar de una similar campaña contraria en que se le acusaba de “comunista”, triunfó de largo el candidato presidencial progresista de aquel entonces, Jaime Roldós Aguilera. 

Cuatro escenarios inmediatos

  1. Estar en guardia ante nuevas Cortinas de Humo y Operaciones de Bandera Falsa: hay que repudiar que el más reciente y condenable asesinato contra un candidato presidencial, se endilgue desde el régimen y sus instituciones, a la oposición política cuya candidata Luisa González.
  2. Es urgente una investigación internacional independiente, de expertos de la ONU en crímenes de narcotráfico, delincuencia organizada y violencia política, que determine contextos, autores, encubridores y negligencias que hicieron posible la veintena de asesinatos de candidatos, alcaldes y funcionarios de poderes locales. 
  3. Advertir las maniobras tendientes a desquiciar o suspender elecciones, o fraude o desconocimiento de resultados.
  4. Estar alerta ante velados intentos de golpes de estado híbridos y crímenes políticos.

La paz es una bandera progresista y de izquierda

Hay que proponer desde la candidatura de Luisa y la RC, al otro candidato presidencial, tres medidas concretas ganando la iniciativa por la paz:

Que firmen ambos un Pacto Nacional anti-mafia y una Urgente Política Pública Nacional de Seguridad que la aplique cualquier candidato de los dos que gane, con el apoyo de la nación entera. 

Que, en lugar de un nuevo debate inoportuno, inoficioso y poco pertinente con el momento nacional, los dos convoquen unidos a una Marcha Nacional de un millón de ecuatorianos y ecuatorianas en todas las ciudades del país y del Exterior por la Paz y el ¡Basta Ya! a la violencia.

Pero si se creyere que el debate es imprescindible, esta vez no puede nacer del poder mediático la iniciativa, sino del pueblo y sus organizaciones. Es necesario comprender el grave momento y avanzar como nación, pueblo y sociedad.

Epílogo

Luisa González ha demostrado en tan breve intervalo de tiempo, ser una mujer luchadora, por madre, por amiga, por compañera, por ecuatoriana, por latinoamericana y manabita.

 Si este país no sucumbe a la peor y más sucia operación de banderas falsa, cortinas de humo, guerra híbrida y violencia homicida electoral -al exceso de haber asesinado a su candidato, con tal de que la masa pueda ser manipulada como los canes de Pávlov-, ella será en segunda vuelta, la primera mujer presidenta por votación popular en el Ecuador desde 1830. 

Seré un ecuatoriano orgulloso de mi país, otra vez, con esperanza, con ganas de quedarme y no salir al destierro, y de volver a soñar y ayudar a esta hermosa hermana, a construir un país de siete letras que nos lo devastó una plutocracia con las manos llenas de dinero y sangre. 

Tu pueblo de pie, Ecuador.

Alexis Ponce

Quito, Ecuador / 

Domingo 20 de agosto de 2023

DÍA DE LAS ELECCIONES EN ECUADOR

Especial para Bolivia 

A: Periódico Digital Insurgentes

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