El Proceso de Cambio…agoniza?

Ante la pregunta sarcástica en pleno ambiente convulsionado en el MAS y sus dos facciones ¿De qué lado estas ahora? la respuesta para no complicarse de muchos es muy simple: “soy del proceso de cambio”, sin embargo, una afirmación en tono dudoso.

Ese clima político ha llegado a niveles muy perversos, y por supuesto genera un mayor ambiente de incertidumbre que no favorece a nadie, bueno quizás para futuro a la derecha racista, que empieza a frotarse las manos por las posturas que se visibilizan en ambos bandos.

Pero la fragilidad ideológica de los que confunden “proceso de cambio” de lo que desde inicio se vino a llamar “Revolución Democrática y Cultural” o simplemente al nacimiento del gobierno del MAS allá por el 2005, se hace evidente ahora cuando se confunde el “proceso de cambio” con un movimiento social o grupo político.

De ahí que si se ve en esos episodios la historia del MAS-IPSP o lo que fuera la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos, ASP, quiera entenderse como el punto de partida para mostrar que el llamado “proceso de cambio”, arranca con la creación de un movimiento político u organización política.

Es por eso que la percepción del vocero presidencial, se inclina en ese aspecto y su afirmación que el “proceso de cambio” –el MAS según él en éste caso- esté agonizando, es mirar únicamente desde la perspectiva de la organización política sin tomar en cuenta el horizonte político e ideológico de los verdaderos actores del proceso de cambio como son las organizaciones sociales y quienes luchan por una justicia social.

Entonces si hablamos del verdadero proceso de cambio estamos afirmando en quienes se constituyen en parte importante de las luchas sociales y políticas enmarcadas en la acumulación de grandes procesos de resistencia colonial, (por los 500 años) de lucha contra el modelo neoliberal (gobiernos neoliberales de los años 80, 90 y 2000), de la recuperación de nuestros recursos naturales (Guerra del Agua, 2000, Guerra del Gas, 2003).

Es en esos procesos de luchas y en esos contextos históricos que podemos señalar que el proceso de cambio permanece en la historia porque la lucha del pueblo continúa, no está agonizando.

Cuando hablamos del “proceso de cambio” también estamos hablando de cambiar el patrón de acumulación de poder colonial, estamos hablando de la diseminación del poder, para que nunca más se concentre en una región, en un partido, en un grupo o persona, estamos hablando de una sociedad intercultural que lucha contra el racismo e implantó el respeto a la diferencia y su lucha no tendrá límite mientras la injusticia social reine.

De ahí que es importante anotar que el proceso de cambio debe ser aun radical dentro de un proceso descolonizador, única posibilidad de consolidar el Estado Plurinacional y la descolonización tiene que ser entendida, como el desmontaje de la matriz económica social impuesto por el modelo neoliberal y su continuación perfeccionada por el faro eurocéntrico, primero y por el imperio norteamericano después.

Por eso mismo, este momento de crisis debe ser un momento de oportunidad para revisar nuestras prácticas, el horizonte político e histórico y el compromiso militante con los objetivos a lograr, devolver al debate el carácter político-ideológico, más allá del partido, del MAS o de quien sea, porque este proceso es de generaciones y el primer deber de un militante revolucionario es dejar el camino recorrido para que las nuevas generaciones sigan ese proceso.

El tratar de desgastar la potencia revolucionaria de los plenamente convencidos en debates de pertenencia, es hacer el juego al imperialismo que ha decidido dar batalla y derrotar a todo gobierno que se oponga a la hegemonía de EEUU y al pensamiento único, por supuesto con sus agentes internos que son verdaderos camaleones en el campo político.

Si el imperialismo y sus agentes internos tienen por objetivo dividir el Instrumento Político, simplemente no debemos darles el gusto. Sabemos perfectamente que en política no debemos ser ingenuos, pero como dijo el Che: “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución” y esta revolución “o es socialista o es caricatura de revolución”.

Abril también es el mes de la Guerra del Agua, que fue el inicio del llamado proceso de cambio, que no ha concluido, por eso nuestro homenaje a la Coordinadora del Agua y a todos y todas que en esos días gloriosos tuvieron en sus manos el liderazgo de las acciones.

En ese abril histórico entre el recuerdo a esas gestas revolucionarias, podemos anotar algo que desde hace meses se viene tejiendo al fragor de disputas en el partido de gobierno, aunque el presidente Luis Arce no le dio tanta importancia pero, algo nos quiso decir cuando insinuaba, en términos deportivos, que “hay que saber cuándo uno cuelga los cachos, como en el fútbol”.

El proceso de cambio de cara al futuro tendrá que librar importantes batallas una de ellas hasta que comience el proceso electoral que probablemente sea la más dura y despiadada de cuantas han acontecido en Bolivia, para el 2025.

Porque más allá de quien vaya a las elecciones, tal como ya se ha puesto en agenda política para estos años, traerá un costo político necesario de asumir, pero costo al fin, entre los sectores de clase media urbana que no apoyan a la oposición, pero sí están pendientes al desenlace que vive el MAS en estos últimos días.

Entonces está claro que si ahora me consultan ¿de qué lado estás? responderé, en este sentido de mayor convicción, de forma clara y contundente: ¡que soy del proceso de cambio! Porque mi horizonte político va más allá del MAS y está más vivo que nunca!

*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe

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