La colonialidad se manifiesta
¡Jueza corrupta! Ha sido el grito de guerra de todos los enemigos de los indios, que hoy tienen su icono en Evo Morales, todos los enemigos incluido un magistrado, que por su mismo cargo debería llamarse a prudente silencio. Pero el odio puede más que la razón, muchos escritos se han dedicado a describir y analizar este tema; uno de los más grandes sin duda Franzt Fanon, que describe esa relación de odio irracional que encierra el racismo y cuyo origen se encuentra en los dispositivos de su reproducción como es el sistema educativo.
Ninguno de los que hoy hacen berrinche, abrieron la boca frente a la acción corrupta y anticonstitucional de los autoprorrogados, que muy orondos siguen gobernando el país; la maquinaria del poder que protege a estos autoprorrogados, se ha puesto en funcionamiento y la jueza ya ha sido juzgada y encontrada culpable por sus jueces y verdugos que tienen la talla de un diputado suplente, que en tono señorial juzga y exige cárcel para medio mundo, esa es la canalla racista que no puede aceptar que se respeten los derechos ciudadanos y sobre todo se acate la ley que señala; que nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa” tan simple para entender, salvo para los que sufren de parálisis neuronal en el neocórtex.
En este tema y en esta época, no se trata de la aplicación correcta o no de la ley, se trata de la instrumentalización de ley a favor del sistema colonial y en contra de los pueblos indígenas, el racismo plenamente vigente en los aciagos días del año 2019, fueron momentáneamente sumergidos en las aguas del discurso democrático, pero muy rápidamente comenzaron a salir a flote con la saña que lo caracteriza y es que, a falta de argumentos político-ideológicos, todo el sistema de gobierno y sus activistas se dedicaron a “castigar” a los indios levantiscos y como en los tiempos coloniales direccionaron su ira en el símbolo, de esa manera asesinaron a Tomas Katari, Tupac Katari y Tupac Amaru, y donde demostraron su iracunda irracionalidad patriarcal fue en la muerte de Bartolina Sisa.
El Estado colonial se perpetúa por sus dispositivos de reproducción, que es la misma arquitectura estatal, con su burocracia administrativa en los ámbitos políticos, económicos y jurídicos. Estos mecanismos son los que han reaccionado como fiera herida, porque una instancia de su estructura de poder ha roto la sumisión a las “roscas” del poder, y como ocurrió con Marcelo Quiroga Santa Cruz, jamás se le perdonó que se haya “ido al otro lado” al lado de los “indios”, al lado de lo correcto, en el caso de la jueza rompiendo el sistema de justicia colonial-republicano de los doctores de Charcas.
No debemos llevarnos a equívocos, mientras perviva el Estado colonial, quién altere el “orden natural de dominio”, será víctima del Estado y será severamente castigado o castigada como otrora se condenó a Bartolina Sisa, es el mismo Estado, es el mismo disciplinamiento, la misma saña y los mismos métodos.
Hoy el bloque colonial, se cree intocable, se frota las manos pensando que su hora de retomar su dominio ha llegado, y hace demostración de fuerza con el beneplácito y complicidad del gobierno; por eso ensayaron su poder encarcelando a líderes indígenas, sin importar las libertades ciudadanas que se encuentran en nuestra Constitución. El Che decía que cuando nos obligan a dar batalla, no queda otra que emprenderla con el mejor coraje, estamos no en una contienda electoral, estamos en una verdadera batalla por la dignidad y la libertad, no la libertad descolorida de los neoliberales, sino la libertad de los pueblos, de las comunidades rurales y urbanas, la libertad de expresar sin temor nuestra cosmovisión, anticolonial y antiimperialista.
La oligarquía colonial, nunca le perdonó a Gualberto Villarruel el haber convocado al Congreso Indigenal, tampoco le perdonarán a la jueza su osadía de ser honesta. Antes de pensar en posibles candidatos debemos tener claridad de lo que está en juego y eso no es otra cosa que dejar atrás el “Estado aparente” y consolidar el Estado Plurinacional.