Llevamos viviendo años en los que la disputa política se evidencia muy intensa, en los que las emociones son el centro de atracción principal antes que los llamados debates racionales; esa disputa tiene un signo identitario que se refuerza a diario. Pero para ser más exactos respecto a lo que se dice, hay algunos datos que pueden ayudar a explicar este fenómeno sociopolítico.
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