De “debates” y “ganadores”

Radio Panamericana es –¡vaya descubrimiento! – la caja de resonancia de la derecha conservadora y de las políticas del Departamento de Estado en Bolivia. Desde el inicio del Proceso de Cambio, allá por el 2006, convocó cotidianamente a “analistas” que, desde una perspectiva “seria” y “apartidista”, daban su veredicto sobre lo mal que lo hacía Evo y lo peor que se veía venir. En ese afán, el gobierno del MAS IPSP se caía en cualquier momento, todos los días, durante catorce años. Esa y otras noticias tremendistas no sólo quedaban en el país; las cadenas informativas internacionales en manos del imperio y de las que forma parte esa emisora, retransmitían esos supuestos a todo el mundo de habla hispana.

Por sus micrófonos han pasado inefables “expertos” como Víctor Hugo Cárdenas, el Felipillo moderno de nuestra historia colonizada, para hablarnos mes tras mes, año tras año, con voz grave, de cómo iba la educación y cómo había que enderezarla. Que después fuera candidato a la Presidencia del Estado Plurinacional, pura casualidad; que ni sus amigos de Panamericana votaran por él, pura ciencia ficción. Lo cierto es que, premiado por sus loables esfuerzos de comentarista opositor con el Ministerio de Educación por el gobierno de facto, lo único memorable que ha hecho ha sido darse por enterado de la clausura del año escolar, promoviendo a todas y todos los estudiantes al curso inmediato superior; ya que hasta el anuncio de la medida le fue encomendada a otro colega suyo.

Entre los muy sesudos analistas que convoca demasiado a menudo la radioemisora paceña se encuentra Humberto Vacaflor, periodista. Vaca sagrada de ese círculo de dueños de la libertad de expresión. Amparados en los medios masivos de comunicación al estilo Panamericana, pertenece al grupo de privilegiados que se reparten los premios nacionales de periodismo cada año. Este señor, mediocre profesionalmente hablando pero extremadamente artero en sus comentarios cargados de odio, ha sido invitado en la fecha para ilustrar a la audiencia quién, a su juicio, fue el ganador del “debate” propiciado por algunos medios este domingo. En ese encuentro no estuvieron ni Luis Arce Catacora ni Fernando Camacho, ambos por razones muy distintas. Por tanto, el escenario sirvió para que los gitanos se leyeran las manos: tanto Tuto Quiroga como Carlos Mesa se deshicieron en críticas a los catorce años de “dictadura” para no proponer nada, ni debatir nada. En resumen, un verdadero fiasco desde el punto de vista periodístico.

Entonces, la acaramelada voz del locutor le cedió el micrófono al “experto” quién, en una alocución de cinco minutos, segundos más segundos menos, dedicó cuatro y medio a denostar al MAS IPSP y a sus candidatos, endilgándoles declaraciones fuera de contexto que no tenían absolutamente nada que ver con la pregunta y el motivo de su intervención en el programa. Sin ética periodística alguna, con exageración peyorativa, redujo la propuesta económica del candidato Arce a un pedido de reciclar la basura; negando que, de todos los candidatos, es el único que tiene una propuesta coherente, independientemente de si uno está o no de acuerdo con ella. Entre otras linduras, pronosticó una profunda división al interior del MAS IPSP, único partido en Bolivia donde las discrepancias se ventilan hacia adentro y hacia afuera, en el marco de la democracia interna que debería regir a toda organización política. Claro está, eso es pedir peras al olmo: los partidos de derecha son una taza de leche, por la sencilla razón –parafraseando al finado Max Fernández, jefe de Unidad Cívica Solidaridad– de que hasta los ceniceros le pertenecen al patrón dueño de la sigla…

Tocado el tema, dijo que Tuto fue una maravilla, que dijo con claridad lo que los votantes quieren oír; pero que Carlos Mesa tampoco estuvo mal; al contrario, dio una lección. Que ambos le mostraron a la ciudadanía una coincidencia antimasista que refleja el sentir nacional. Y que los resultados electorales darían el triunfo en primera vuelta al candidato limosnero, dada su claridad y capacidad de análisis y propuesta. Quienes escuchamos el “debate”, al parecer teníamos cera en los oídos, pues nada de ello pudo apreciarse, salvo la cantaleta de Tuto Quiroga, empeñado en convencernos que el neoliberalismo es la panacea para todos los males de este tiempo.

Cabe, entonces, preguntarle al muy experto y serenísimo opinador, si esa es la lógica conclusión, ¿por qué dedicó casi toda su intervención a denostar a Luis Arce Catacora? ¿Es lógico brindarle atención a un cadáver político? Si el triunfo de Carlos Mesa está asegurado en primera vuelta, ¿cuál la razón de machacar la supuesta defunción del MAS IPSP? El comedido da alguna pista de sus íntimos deseos: hay que intentar todo para que el instrumento popular quede de por vida proscrito de la vida política del país. Derrotarlo en las urnas no basta, hay que sepultarlo para que nunca más vuelva a levantar cabeza.

En suma, la actuación de Humberto Vacaflor en los micrófonos de Radio Panamericana confirma el terror de la derecha conservadora a un escenario cada vez más cercano: la victoria electoral del MAS IPSP en primera vuelta, con la suficiencia necesaria como para tener mayoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional. En términos funcionales, viene a ser el complemento para justificar, luego, el plan B que Arturo Murillo fue a recibir a Washington: la estrategia para desconocer el triunfo popular y esquilmarle la victoria al estilo del mamertazo que, en la década del ´50, impidiera al MNR asumir por la vía democrática el gobierno de la vieja república.

Radio Panamericana agradece al comentarista por su valiosa opinión. Los pasajeros del minibús que son obligada audiencia, comentan: El MAS nomas va a ganar. Punto.

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