Eva Copa, ¿el enemigo principal?
La ex senadora Eva Copa, que presidiera la Cámara Alta en el anterior periodo de gobierno dictatorial, popular en la ciudad de El Alto, presentó su candidatura a la Alcaldía de esa urbe por el Movimiento al Socialismo (MAS IPSP). Conocido es el desenlace de la pugna al interior del partido de gobierno, que terminó por apartarla de esa posibilidad y precipitar su decisión de presentarse a las elecciones de marzo venidero por otra sigla política.
El hecho ha desatado un vendaval de opiniones; en su gran mayoría, no sólo para criticar ese paso político, sino para levantar contra ella toda una ola denigratoria: ahora se descubre que es una tal por cual, que es traidora, que fue funcional al golpismo de la derecha, que convivió con ella y una larga retahíla que la describe como a un peligrosísimo elemento al que hay que combatir con saña y sin darle tregua, no vaya a ser que amanezca elegida como burgomaestre de una de las ciudades más importantes de Bolivia.
Destacan en ese afán varios dirigentes que reaparecen como por encanto, “ideólogos” de última hora, ex colegas suyos de la Asamblea Legislativa Plurinacional, “consecuentes” que andaban de vacaciones durante el gobierno de facto y otros, formando parte de un coro en el que cada quien grita más fuerte para ser escuchado y visibilizado por el Jefe. Ninguno de ellos, que se sepa, exhibió la valentía que ahora ostentan cuando Eva Copa ejercía la presidencia del Senado. No ha faltado quien, a manera de resguardo, ha señalado que “no era el momento para decirlo”. Ahora, todo indica que sí es el momento, y hay que darle con todo.
Independientemente de si uno está o no de acuerdo con la decisión adoptada por Eva Copa, lo cierto es que sus actuales detractores no van al fondo del problema; se contentan con la anécdota y se solazan en su propio discurso. El tema de fondo es la necesidad de que, en unas elecciones que tienen una fuerte raigambre local, el candidato o candidata tenga precisamente una clara identificación con su gente; que exprese de la mejor manera posible, un liderazgo que despierte en el ciudadano la esperanza de cambio, la oportunidad de ser escuchado y la certeza de ser tomado en cuenta. Hoy, el instrumento político está muy lejos de cumplir y hacer cumplir ese propósito. Enredado en sus propias rencillas de caciques que han tomado por asalto determinadas direcciones, secuestran la voluntad popular y la reemplazan por la maniobra y la negociación a espaldas de la gente, para imponer candidaturas dizque en nombre de un ejercicio “democrático”. Y para ello, se escudan en el liderazgo indiscutible de Evo Morales quien, a su vez, retroalimenta por la vía de la comisión o de la omisión, tales conductas. ¿Dónde estaban cuando el sujeto histórico de este proceso se jugaba la vida en los bloqueos que, finalmente, arrancaron de la dictadura el compromiso de no postergar más las elecciones nacionales? En los caminos y carreteras estuvo el Pacto de Unidad; es decir, los movimientos sociales de campesinos, indígenas y originarios que, a la hora de elegir candidatos para estas sub nacionales, son los invitados de piedra.
De esta manera, se reedita una peligrosa práctica política que sustituye a ese sujeto histórico y a las organizaciones de base, por una burocracia habilosa en la cachaña de la maniobra y la impostura. Se vuelve al pasado en el que los ministros fungían de verdaderos jefes departamentales del MAS IPSP para imponer a capricho no sólo nombres de candidatos, sino acciones que merecían un amplio debate y consulta con las bases.
Hace bien Eva Copa en recordar que las elecciones sub nacionales son diferentes a las nacionales; en los anteriores comicios de octubre de 2020, como señalara acertadamente Felipe Quispe, hasta las piedras votaron por el MAS IPSP. Pero quienes suponen que el pueblo es tonto y votará mecánicamente de la misma manera, se equivocan. Es necesario revisar los resultados electorales de sub nacionales anteriores para darse cuenta que, efectivamente, la ciudadanía busca ser representada localmente por personas en las que confía y con las que se identifica; muchas veces, incluso, independientemente de su color político.
Apartar al sujeto histórico y sus organizaciones naturales en la toma de decisiones, hacer genuflexiones y gimnasia retórica para caerle bien a Evo y fomentar la maniobra como práctica política, es la antesala para negar la necesaria discusión y debate al interior del Instrumento, para sustituirla por el “pensamiento único” a título de unidad y lealtad. Los resultados electorales hablarán pronto.
No es posible q asuman defensa de una copa , q fue clarisima en su traicion y por poco logrs otras elecciones sin el MAS
Defenderla es poner el Proceso en manos de ls deslealtad , del desconocimiento de los postulados de izquierda, con el cosecuemte peligro