Triunfamos, pero debemos aprender de la experiencia y reorganizarnos para vencer

Escribo estas notas con el propósito de abrir una reflexión urgente y recuperar aceleradamente nuestra fuerza, compromiso y predisposición a una de las batallas más importantes entre los pueblos y las oligarquías, de los últimos 40 años de la historia nacional, similar a la que se produjo en la segunda vuelta de 2006 cuando nuestro compañero Rafael Correa derrotó al representante de las grandes élites económicas de nuestro país.

Hemos ganado con una enorme votación la primera vuelta y con un bloque parlamentario de 60-62 asambleístas, que de largo nos ratifican como la primera fuerza electoral. Aunque esta victoria es muy importante, no fue suficiente para vencer en el primer round, y vamos a una segunda vuelta, en la que tenemos las mejores condiciones para vencer, sólo depende de nosotros.

Respecto al contendiente, no se sabe aún quién pasa en segundo lugar. La diferencia entre Pérez y Lasso es de apenas 20 centésimas, unos 15.000 votos, y faltan por procesar 977 (2,44%) actas, que suman unos 200.000 votos; además que existen alrededor de 550 actas con inconsistencias que no han sido procesadas y que suman más de 100.000 votos. El conteo de todo esto va a demorar varios días, tal vez más de una semana, en medio de una batalla campal entre Lasso y Pérez, que puede dejar resentidos a sus respectivos electores, lo cual es muy positivo para nosotros.

La sorpresa se produce por el repentino y acelerado crecimiento de Herbas, que afectó a todos los primeros candidatos, pero que sobretodo nos golpeó a nosotros, cambiando nuestra tendencia constante de crecimiento en los últimos 10 días, e impidiendo el triunfo en una sola vuelta. Buena parte del voto de Herbas es un voto cercano a nosotros y puede decantarse por nuestro binomio en el balotaje.

A nivel estratégico de la campaña nos dejamos meter en el framing (encuadre) político de correismo vs anticorreismo, tesis con la cual los neoliberales nos arrebataron la hegemonía en febrero del 2018. No fuimos capaces de mantener y evidenciar la contradicción fundamental de este período en la sociedad ecuatoriano, que es entre neoliberalismo vs los derechos de los pueblos, sectores medios e incluso productivos. Está contradicción emergió nítidamente en octubre del 2019 y sirvió como catapulta de PK y sus candidatos. Abandonamos el espíritu e imaginario del levantamiento indígena, popular y ciudadano más grande de los últimos 20 años.

Pero también cometimos errores al asumir actitudes triunfalistas, autosuficientes, prepotentes, sectarias y excluyentes, que en vez de sumar, ayudaron a restar. Múltiples sectores planteamos hace muchos meses la certeza de que el voto duro no alcanzaba y la necesidad de abrirnos. Propusimos una política de alianzas, pero primaron las visiones y prácticas excluyentes. Incluso muchas de las acciones de la política de alianzas sociales que fueron aprobadas en la comisión de agenda estratégica, fueron criticadas y hasta boicoteadas desde adentro. Hasta ahora han primado los intereses personales por sobre el proyecto político global y por sobre los intereses de nuestros pueblos y de la Patria. Incluso, lastimosamente hubo personas que peleaban repartiéndose las gobernaciones y la administración de las provincias, sin haber ganado nada. Todo eso llevó a que cualquier potencial aliado sea visto con desconfianza y se lo excluya, porque era percibido como otro más en la competencia por los puestos.

Los desafíos para vencer

Para ganar en la segunda vuelta requerimos mucha sabiduría, apertura, valores, generosidad y compromiso.

Tenemos que aprender de los errores cometidos. Tenemos que cambiar la estrategia: impulsar alianzas políticas y sociales serias; y, salirnos del framing político correismo vs anticorreismo, este encuadre es funcional a nuestros adversarios neoliberales. Hay que poner en el centro de la disputa el modelo de país y de sociedad, el parte aguas es si queremos más neoliberalismo o queremos reactivación económica y derechos?

Tenemos que recuperar la motivación y la fuerza, los enemigos del pueblo y de la Patria no pueden ganar, porque ello compromete la vida de la mayoría de familias ecuatorianas. También tenemos que derrotar el dolor y el desconcierto y ponernos a trabajar ya, de manera inmediata, poniendo nuestro corazón, nuestras ganas, nuestros sentimientos, nuestra energía y toda la actitud para vencer.

Las alianzas deben orientarse prioritariamente con Herbas y la ID, y luego con fuerzas políticas locales, así como con fuerzas sociales nacionales, regionales y locales. En esto hay que considerar que a Herbas con certeza le interesará ser alcalde de Quito.

Tenemos que revisar en profundidad por qué perdimos en ciertas provincias, y además de cambiar la estrategia, realizar un fuertísimo trabajo territorial. No basta con la comunicación política (la fuerza aérea), se requiere mucha infantería, mucha fuerza y trabajo en territorio, organizada adecuadamente y sobretodo con respuestas claras y directas a las demandas y derechos de los diversos sectores. Requerimos construir un programa de gobierno vivo, con la gente, con una actitud de escucha y aprendizaje, no con la autosuficiencia de quienes ya sabemos todo. Requerimos un programa de gobierno de la ciudadanía, no solamente uno que esté en el papel o que sea virtual.

También tenemos que poner en juego los principios y valores de nuestro proyecto político y de nuestros candidatos. Los valores humanos de Andrés, Carlos, Rafael, de todas y de todos. Tenemos que decir no solo que sabemos hacer, sino que tenemos que explicar pedagógicamente cómo vamos a hacer realidad nuestras propuestas.

Sólo con una estrategia nueva ganaremos las elecciones y garantizaremos la gobernabilidad con mayoría en la asamblea nacional, fortaleciendo además las fuerzas sociales y políticas, construyendo el poder desde abajo, para defender el triunfo, al gobierno y para exigir el cumplimiento de las demandas concretas.

Quito, 8 de febrero de 2021

Pablo Iturralde es Coordinador de la ANC Ecuador

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