UNIDAD PROGRAMÁTICA PARA ENFRENTAR LA CRISIS POLÍTICA

Pronunciamiento del CRPMC

El imperialismo estadounidense es el enemigo principal del pueblo boliviano, y como tal ha desatado una guerra híbrida a nivel mundial, con el propósito de potenciar y resguardar su hegemonía, situación que, para algunas fuerzas de izquierda y el común de las personas, parece no existir. Esta guerra híbrida, no es de aplicación reciente en el país y tiene diversas facetas convertidas en métodos de desestabilización para acabar con el proceso político de transformaciones iniciado el año 2006; el golpe de estado de 2019 que obligó a la renuncia al c. Evo Morales es producto de sus múltiples técnicas de aplicación:  guerra mediática, guerra en redes sociales, calentamiento de calle, fake news, lawfare, infiltración, traición, subversión policial militar y un largo etc.

Hoy, la guerra híbrida se está utilizando contra el gobierno del c. Luis Arce Catacora, para generar una crisis política y una situación de ingobernabilidad cuyo objetivo es acortar su mandato; para generar esta crisis, el imperialismo tuvo siempre en su agenda la utilización de ejes temáticos como la corrupción y el narcotráfico. Esta agenda temática denuncia y anuncia, la existencia de una “dictadura”, resultado del Estado Plurinacional, caracterizado como un “narco Estado” además y complementariamente un “Estado fallido”; en una campaña constante de los partidos políticos de derecha y su aparato comunicacional afectando ayer al gobierno de Evo Morales, y actualmente al gobierno de Arce Catacora. 

Por eso resulta por lo menos extraño, que sectores dentro del MAS que se hayan abanderado de la narrativa de la derecha más conservadora para descalificar a quien consideran “enemigo” al interior del proyecto político, a sabiendas que este mecanismo está dirigido a tumbar gobiernos progresistas o de izquierda en nuestro continente, constituye una acción del imperialismo norteamericano. 

La premisa de que la derecha “no es rival” y que no cuenta con partido, liderazgo, ni propuesta política, termina siendo un autoengaño, parece olvidar que el imperialismo para defender sus intereses por igual utiliza la democracia o la dictadura, entendiendo que para ellos es lo mismo el uso de las elecciones o el golpe de Estado. 

La amenaza de Fernando Camacho, desde la cárcel, de derribar al Gobierno como objetivo estratégico no ha cambiado y hace tono con la amenaza de la comandante del Comando Sur Laura Richardson, en sentido que EE. UU. realizará acciones para el control del triángulo del litio y/o de las tierras raras en América del Sur. Para los revolucionarios sería un error estratégico volver a menospreciar al enemigo o hacer caso omiso de sus acciones previas como en octubre del 2019, siendo que no sólo podría causar nuevamente su indefensión o, lo que es peor, equivocarse de enemigo. No podemos caer en falsos diagnósticos, sean triunfalistas o derrotistas, que hagan un flaco favor al imperialismo, traicionando a los intereses del movimiento popular. 

La situación política del país muestra crisis política e incertidumbre dentro de las fuerzas populares; a ello, hay que sumar, serias amenazas a la estabilidad económica, como consecuencias de la crisis económica mundial y de la guerra geopolítica Inter capitalista entre la OTAN y Rusia en un contexto de transición hegemónica en la que EEUU se resiste a perder su condición de único hegemón; hay que sumar la actitud irresponsable y antinacional de sectores del empresariado, que con el discurso de “modelo cruceño” utilizan y abusan del estado, además de robar fondos económicos a los ahorristas, donde también tienen responsabilidad las instituciones de controlar el sistema financiero (ASFI). Esta difícil situación ha llevado a las fuerzas de la derecha a reafirmar que el ciclo del Estado Plurinacional y de su modelo económico, político y social ha concluido; sobre esta base la derecha hace propuestas para restaurar al Estado republicano y el neoliberalismo, incorporando el federalismo como la vía radical para lograr una nueva forma de estado cuyo objetivo será la balcanización del país, plan que también está inscrito en los propósitos imperialistas, o ahora la de regresión a la república mono civilizatoria.  

Ignorar está realidad y luego enfrascarse en una disputa interna totalmente prematura en torno de candidaturas para elecciones del 2025, causa fisuras cada vez más insalvables al interior del MAS, y por reflejo, al interior de las organizaciones sociales. Además, bloquea la gestión gubernamental sin haber realizado un balance y evaluación de carácter autocrítico del proceso de cambio, de sus resultados, de las causas que han generado el golpe de 2019 y de las condiciones actuales de la lucha política y social. En un pragmatismo político, conducen a realizar acciones tacticistas e inmediatistas, meramente electorales, abandonando una línea estratégica de transformaciones estructurales, siendo este el camino que debemos recorrer para recuperar la senda revolucionaria. 

No se trata de reflexiones moralistas y colocarse por encima de las contradicciones; el bonapartismo en el que el gobierno pretende sustituir la acción política transformadora por una administración eficiente, está conduciendo al gobierno a desarrollar una gestión centrada en la economía, cuando la situación exige respuestas de carácter político para reconducir y profundizar el proceso de cambio en un sentido revolucionario. 

Para recuperar el sentido revolucionario del proceso de cambio, es necesario realizar una autocrítica consecuente y profunda. La Revolución Democrática Cultural, si bien ha sido una revolución de carácter político, produciendo el desplazamiento del poder de un grupo social hegemónico por otro, no ha modificado el aparato del Estado sustancialmente,  pues no se ha logrado constituir la institucionalidad del Estado Plurinacional, permaneciendo incólumes los aparatos esenciales del anterior Estado, como es el caso de las FF.AA., la Policía y la Justicia. Continúan siendo peligros latentes para la estabilidad política o para combatir fenómenos como el narcotráfico, la corrupción y/o constituirse instrumentos del lawfare; precisamente, la pérdida de control de estas instituciones el 2019 fueron determinantes para el éxito golpista.   

La derecha espera que se reproduzca una crisis económica similar a la que vivíamos en épocas neoliberales, o se repita los problemas económicos que tienen países vecinos por seguir las recetas del FMI, y poder estimular el descontento social, generar incertidumbre y producir una situación de ingobernabilidad. Esta situación no se produce porque la política económica del gobierno no sigue recetas fondomonetaristas, habiendo generado mecanismos para seguir manteniendo la estabilidad económica. 

Bolivia no puede ser una isla cuando en el mundo, principalmente en el occidente, se está atravesando una crisis económica profunda; hay sectores de la economía nacional que sufren estos efectos negativos, que se trasladan después al conjunto de los bolivianos, pero, existen curiosamente sectores económicos, como la agroindustria, que gozan de mayores oportunidades, habiendo casi duplicado sus ingresos y el valor de sus exportaciones, cuyos beneficios no comparten con el conjunto del pueblo, como cuando YPFB era la principal fuente de ingreso del país: hoy vivimos escasez de  dólares en el mercado, cuando el año pasado nuestras exportaciones habían llegado alrededor  de los 13 mil millones de dólares. Esa es una muestra palpable y concreta, de que las ganancias de los sectores exportadores, expresadas en divisas, no retornan al país y se quedan en paraísos fiscales o emprendimientos en otros países.

La escasez de dólares, que es uno de los aspectos que está golpeando a la economía nacional, se debe considerar también un resultado del manejo económico durante todo el proceso de cambio, que hoy manifiesta sus consecuencias; la minería es el sector que más exporta, pero el Estado sólo controla el 7% de la producción minera, los sectores privados, incluidos los cooperativistas tienen el 93% de este control, por lo que la recuperación de las riquezas mineras sigue siendo una tarea pendiente del proceso de cambio.  

Actualmente, la agroindustria exporta más que los hidrocarburos, porque a lo largo del proceso de cambio, no hubo la suficiente inversión en prospección en YPFB para desarrollar nuevos campos productivos; en cambio, en el mismo periodo, se fortaleció a la agroindustria ampliando la frontera agrícola, fortaleciendo subvenciones estatales, preferencias tributarias, abriendo mercados de consumo y exportación además de abrir la posibilidad para la utilización de transgénicos. 

El sector financiero, que fue el que mayores beneficios obtuvo en todos estos años, ha creado mecanismos para la fuga de capitales. Resulta paradójico que el país produzca más, exporte más, y haya escasez de divisas, lo que demuestra que los mecanismos de control estatal son débiles o inexistentes. 

La práctica de la corrupción económica es una herencia y mecanismo usado por el imperialismo para producir grietas al interior de los procesos que le son contrarios. Esta práctica usada en varios países ha penetrado también en nuestro proceso, desde su inicio hasta haber tocado al que fue segundo hombre en la dirección del MAS, en el primer periodo del gobierno de Evo Morales. Hoy estas prácticas no se han erradicado, sino que se siguen desarrollando para afectar la imagen de dirigentes y del propio gobierno, como fue el denominado “caso Zapata”.

 En este contexto de guerra híbrida, alienta la fragmentación de las fuerzas populares, estableciendo una guerra interna, anticipando prematuramente la elección de candidatos, lo que no sólo constituye un error, sino que principalmente pone en entredicho los avances que se lograron durante el proceso de cambio, expresados fundamentalmente en la nueva CPE y la construcción del Estado Plurinacional, resultados de una Asamblea Constituyente,  evento histórico que reconoce plenos derechos colectivos a los pueblos originarios. 

La derecha en su conjunto tiene como objetivo político fundamental destruir el Estado Plurinacional. La propuesta de Camacho y la oligarquía cruceña de federalismo tiene ese fin, así como el testamento político del neoliberal Sánchez de Lozada, que propone una nueva constitución republicana y liberal, busca el mismo objetivo: división del MAS y del bloque popular nacional para la restauración del estado republicano colonial y el desconocimiento de los derechos del pueblo. Una derrota política del pueblo podría venir, no por virtudes del enemigo, sino por la división interna. Estamos acercándonos aceleradamente a una autoderrota como en los gobiernos de Juan José Torres y Hernán Siles Zuazo y la UDP, periodos en que las posiciones de la izquierda no supieron identificar al enemigo principal convirtiéndose en instrumentos dóciles del imperialismo. El nivel de guerra interna muestra que la estrategia imperial de promover y acelerar la implosión interna del campo popular está funcionando y que no se ha aprendido nada de las lecciones que nos dio la historia para no confundir al enemigo principal.

El Instrumento Político Por la Soberanía de los Pueblos, nace como prolongación del desarrollo de los movimientos sociales, particularmente del movimiento campesino, ante el cierre de las minas y la desorganización de la clase obrera y su vanguardia, el proletariado minero, que producto del neoliberalismo, fue desarticulado. Su origen está en la lucha de las masas, en las calles y en los caminos, para históricamente constituirse en una alternativa de transformación revolucionaria. La sigla, es el resultado de la decisión de también participar en la lucha electoral: MAS-IPSP, que de a poco, se convirtió en una organización sistémica, lo que también merece un profundo balance.

Entonces el instrumento político nace como la representación directa de las diferentes organizaciones y de lo plurinacional, sin intermediarios; expresando el derecho a la participación política de las masas, unificando la lucha social y política del sujeto histórico. Los avances revolucionarios que se ha logrado en este proceso son producto de la lucha de nuestro pueblo, de indígenas, campesinos y obreros; por otra parte, los momentos de estancamiento y retroceso son fenómenos que aparecen cuando desde la cúpula política se pretendió suplantar al sujeto histórico por la burocracia estatal; fue esta concepción la que facilitó el triunfo del golpe neofascista el 2019, aunque nuevamente fue la movilización popular, mediante el bloqueo campesino más grande la historia de Bolivia,  lo que permitió la recuperación democrática expresado en el triunfo electoral con más de 55% el 2020. 

El instrumento político está dejando de ser elemento aglutinador de todo el pueblo, el instrumento de la unidad en la diversidad. Sin embargo, un enfoque nacionalista/conservador, pretende convertirlo en un partido sistémico, en un simple aparato electoral, condenando al MAS a su propia autodestrucción, castrándolo de su proyecto revolucionario anticapitalista, anti imperialista y anticolonial.

No podemos ser cómplices de la autodestrucción del proyecto político que dio origen al MAS. La supervivencia no sólo de la sigla, sino también de su gobierno hoy en manos del presidente Luis Arce, requiere de una clara convicción política que recoja el sentido y dirección histórica con que originalmente el movimiento popular devino en el MAS, por lo que proponemos reconstruir la unidad desde las bases, con el protagonismo de las organizaciones sindicales y sociales en torno de un programa mínimo de transformaciones económicas e institucionales, para reconducirlo en su sentido revolucionario, descolonizador, antiimperialista y anti oligárquico revitalizando el proyecto socialista y comunitario. 

  1. Ratificar la defensa del Estado Plurinacional que redime históricamente a las naciones y pueblos originarios en un proceso de transición a la construcción de un socialismo comunitario, transmoderno y hacia el vivir bien, contribuyendo al cambio de paradigma de época que el mundo reclama.
  2. Controlar desde el estado el comercio exterior, para evitar la fuga de capitales, la falta de divisas y la descapitalización del país.
  3. Seguir fortaleciendo y avanzando en los logros en salud como el SUS, avanzar hacia una educación de calidad en todos sus niveles, promover viviendas para todas las familias bolivianas y mediante el proceso de industrialización, potenciar nuestros sectores estratégicos, ampliar el empleo y la producción nacional para sustituir importaciones, generando las mismas oportunidades y servicios para los bolivianos y bolivianas rurales y urbanos, integrando al país sus regiones. 

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La Paz, 21 de junio (Wilca Kuti) de 2023

Colectivo Revolucionario Plurinacional Marxista Comunitario

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