Ayer golpistas, hoy radicales

La dinámica política boliviana parece estar marcada por una característica: haber cobrado autonomía y aparentar que tiene vida propia y sobrepasa la voluntad de los actores. Sin embargo, esto no es así. La política y las coyunturas que genera, están definidas por las correlaciones de fuerza que producen las clases y sus fracciones en sus permanentes confrontaciones, resultado de la búsqueda de la imposición de sus intereses y la construcción de su hegemonía sobre el conjunto de la sociedad. El análisis, ha de tomar en cuenta también, la variable de las correlaciones de fuerza en el plano internacional, su dinámica e impacto sobre la realidad nacional.

La autoproclamación de Evo Morales, bajo este concepto, no es un hecho aislado y que responde a un conjunto de condiciones autogeneradas, sino que más bien es producto de las correlaciones de fuerza existentes al interior del MAS en sus fracciones: nacionalista conservadora (radicales) y nacional popular antiimperialista (renovadores) y sus relaciones o no, de estas con poderes extraterritoriales.

Evo Morales fue un líder que después de veinte años de neoliberalismo secante, encarnaba y sintetizaba la lucha de todo un pueblo que una vez desarticulada la clase obrera, ergo el proletariado minero relocalizado, encontró en el movimiento cocalero, su vanguardia, autoconsciente de su rol como sujeto histórico, por su lucha directa y frontal contra el imperialismo norteamericano, asentado en una base militar y policial en Chimoré, donde eran cotidianamente reprimidos y que en su lucha incluían toda la resistencia anticolonial del mundo indígena originario y campesino.

Sin duda alguna en ese momento, el movimiento cocalero era el rostro visible del sujeto histórico con su identidad indígena originario campesina.

Este argumentario hizo de Evo un líder nacional que, con el paso de los años, se transformó en un caudillo territorial con su base concentrada básicamente en el Chapare y los denominados interculturales (ayer colonizadores), y que en los hechos son empresarios en potencia o en acto, con un alto sentido capitalista. Los cocaleros nunca se plantearon el socialismo como objetivo histórico. Su marco de desarrollo fue la democracia burguesa.

La guerra contra las drogas impulsada por los EEUU y avalada por gobiernos cipayos, fueron el concepto que dio al movimiento cocalero la expresión de vanguardia en la lucha antiimperialista. Sin embargo, los cocaleros del Chapare, como productores de la hoja de coca en zonas no tradicionales, no son una casualidad, sino el resultado de la demanda del mercado capitalista de la hoja de coca, materia prima que junto a precursores y un gran conocimiento de la química, producen primero la pasta base para luego refinada, pasar a la producción de cocaína, de gran demanda en Estados Unidos y Europa. Así también se explica la existencia material de laboratorios y fábricas en el Chapare.

Por eso los cocaleros fueron jaloneados por dos fuerzas: la del mercado del narcotráfico que precisaban la materia prima, la hoja de coca, por una parte, y las de interdicción gubernamental norteamericana, que los combatían por su condición de productores. Los cocaleros forjaron una conciencia antiimperialista, pero en ningún momento anticapitalista, ya que siempre estuvieron ligados al mercado legal o ilegal del capitalismo.

Esta condición material del MAS como organización política, y la composición de clase de sus dirigentes, con los años fue virando hacia el centro y la derecha. De tener como referentes a los movimientos sociales, se pasó a tener como referentes a la CAO y la CAINCO y el modelo cruceño como modelo a seguir. Ex Dirigentes sociales como Achacollo o Dávalos, hoy son dirigentes agroindustriales. El capitalismo andino amazónico, como forma de desarrollo y la alianza con la agroindustria cruceña y la banca, hacia el 2017, ya habían clausurado los objetivos con los que nació el proceso de cambio, concebido básicamente en lo que fue el IPSP diseñado al final de los años 80.

El golpe de estado del 2019, encontró al proceso de cambio clausurado en los hechos. La prueba más veraz de esto es que los movimientos sociales no salieron a defenderlo y que Evo Morales, que una semana ante había afirmado a amigos muy cercanos, que lo sacaban muerto del Palacio Quemado; sin embargo, terminó renunciando y saliendo al exilio.

El golpe del 2019, no tiene otra referencia que la autoproclamada Añez y el sedicioso Camacho. Sin embargo, para que se produzca una asonada golpista, se necesitan conjugar varios factores: un grupo sedicioso contrario al gobierno, apoyo internacional, fuerzas armadas alzadas contra su gobierno y principalmente un grupo de traidores que hagan posible la conspiración desde dentro del gobierno.

El grupo sedicioso está identificado en los partidos de oposición, sus plataformas y las iglesias. El apoyo internacional, capitaneado por las embajadas de Inglaterra y EEUU. Las fuerzas armadas alzadas identificadas en torno a un comando conjunto que se reunía todos los lunes con Evo, pero pensaba en inglés. De los traidores no se quiere hablar hasta ahora, pues se los mira de costado y nadie quiere nombrarlos, excepto dicen a la COB, paradójicamente haciéndola responsable como se hizo responsables de la derrota del 21F a los movimientos sociales.

El evismo sin Evo, esperaba que Morales sea consecuente con sus palabras y se inmole. Pero ante la decisión de su renuncia, sus “amigos” se quedaron con los crespos hechos. Y no supieron que hacer. Vinieron las renuncias en cadena. Patria o Muerte había sido nada más que un slogan publicitario para tener vigencia política. No había dirección posible. Anunciaron que quinientos masistas harían resistencia en la plaza Murillo y en la hora de las decisiones, sólo se contaron 49. A los mineros movilizados les dijeron que vuelvan el próximo jueves. Sabían que el Palacio Quemado estaba desguarnecido ya que sacaron las armas pesadas y no había soldados Colorados del escolta presidencial para defender a su Presidente.  En síntesis, no llegó al esperado martirologio de Evo Morales, ni aparecieron los “comandantes” de la resistencia.

¿Quiénes tenían información de que un golpe estaba en curso? Juan Ramón Quintana, informado desde febrero de las acciones civiles y militares estadounidense; Carlos Romero, actuando entre bambalinas y sin conocimiento de Evo, en relaciones con la Embajada Americana y la Policía, con quienes además oraba de rodillas en su despacho; Héctor Arce Zaconeta, muy elegante pero, cínicamente tratando la caída de Evo con la OEA; y por supuesto, Álvaro García Linera, cerebro del cambio de timón del proceso y ya aliado al empresariado privado cruceño y transnacional además de pretender ser el heredero del evismo.

Hoy, son estos mismos los que dividen los movimientos sociales, generan organizaciones paralelas y desarticulan al bloque social que hizo gobierno al MAS el 2006. Inventan el evocentrismo poniendo a Evo como el centro de la historia, argumentando además que si no estas con Evo estas contra él. Quieren convertir a un líder de talla internacional, (ese era el rol que le tocaba jugar a Evo en la esfera internacional), en un derrotado político que perdió porque se enfrentó a la voluntad de su pueblo. Quieren que Evo se muestre como un ambicioso de poder, inescrupuloso quien además se debe mostrar como víctima, aunque en los hechos impulsan a conspirar contra el gobierno electo por el pueblo con un 55% del total de votos.

Evo, no comprende y no puede entender que quienes fueron los cómplices del golpe del 2019, fueron sus más cercanos colaboradores, su equipo de confianza, su estado mayor. Son los mismos, que ayer lo esperaban mártir y hoy lo necesitan derrotado para instalar su proyecto político nacionalista conservador, en alianza con la derecha tradicional y el imperialismo.

Cuando Evo se declara candidato ante un micrófono y no ante las masas, su primera referencia de alianza son los empresarios privados. Ese Evo, con esa declaración, no es el Evo de 2006. Es el Evo instrumentalizado, de los mismos que lograron su caída y que hoy quieren su sepultura.

Evo anuncia atentados contra su vida, y claro que pueden producirse autoatentados pues tiene a su alrededor militares activos y pasivos que saben cómo hacerlo. Anuncia que una joven lo acusará para encarcelarlo. Y resulta que la joven no es tan joven, y lo tiene muy bien estudiado y quiere extraditarlo y es Debra Hevia, la nueva encargada de negocios de EEUU. Asemejándose al líder Tupak Katari, anuncia que son cuatro caballos que quieren descuartizarlo y señalando que estos caballos son la derecha, los medios de comunicación, el imperialismo y el propio gobierno.

Hasta cuando Evo no se dará cuenta que los cuatro caballos que producirán su muerte simbólica o fáctica tienen por nombres Juan Ramón, Carlos, Héctor y Álvaro y que una vez descuartizado, lo entregaran a los EEUU.

Y estos, además, en su proyecto nacionalista conservador, están aliados a intereses norteamericanos que buscan mediante la división del MAS, hacer posible un gobierno marioneta que les garantice el control de nuestros recursos naturales, especialmente el litio y las tierras raras, evitando su industrialización con aliados estratégicos estatales de Rusia y la RP China.

En este contexto, el golpe del 2019 que en menos de un año fracasó, ahora podría triunfar. El gobierno de Arce Catacora, entrará en un proceso de desestabilización permanente hasta la conclusión de su mandato, si es que le permiten concluir, logrando su renuncia anticipada. Tendrá que gobernar por decretos, y aparecerá como un gobierno autoritario, que además manejará el poder judicial convirtiéndose en blanco internacional como vulnerador del Estado de Derecho y los Derechos Humanos.

El objetivo de los ayer golpistas y hoy radicales, es derrocar a Arce Catacora y además dejar un Evo destruido políticamente y probablemente extraditado y a los movimientos sociales anulados por décadas. Los empresarios privados, socios de los “radicales” del MAS desde por lo menos el 2017, serán los nuevos aliados en su proyectado gobierno. Su alianza en el legislativo, es una prueba de lo argumentado.

¿Qué debe hacer la izquierda y los movimientos sociales en esta coyuntura? Asumir la necesidad de ser parte de la recuperación y reconducción del proceso, pues proceso que no se radicaliza, es proceso que fracasa.

Apoyar al gobierno legal y legítimamente electo, evitar la reducción del mandato presidencial de Luis Arce Catacora y fundamentalmente posicionar a los dirigentes sociales como el rostro dirigente de un nuevo proceso, que reconducido por nuevos y antiguos dirigentes, recupere la estrategia del socialismo comunitario como objetivo. Crear mecanismos de poder popular, territorial y funcional

En los marcos del proceso de industrialización, darle al capitalismo de estado un rol de transición para crear la base material del socialismo comunitario, desestructurando el Estado republicano que no termina de morir y potenciar el parto del Estado Plurinacional que no termina de nacer. Construir un nuevo Estado. Transformar el aparato judicial y las normas republicanas aún vigentes y cambiar la doctrina de las fuerzas armadas y las estructuras de la policía, acordes a las necesidades del Estado Plurinacional. En resumen, concluir las tareas iniciadas el 2006 y abandonadas en el camino hacia el socialismo comunitario, expresión de una democracia de nuevo tipo,  que supere los estrechos límites de la democracia liberal, en crisis en todo el planeta.

Proponer un nuevo modelo regional y soberano de la lucha contra el narcotráfico en los nuevos roles de tránsito y producción que le ha asignado a Bolivia. Ser parte de los BRICS vigilando no se convierta en otra expresión del capitalismo como quieren convertir el Vivir Bien en un modelo capitalista democrático alternativo; coadyuvar en la generación de una nueva moneda de cambio internacional, diferente al dólar, expresión del poder imperialista haciéndonos parte de nuevos procesos de integración lejos de la hegemonía occidental.

El aporte de la Bolivia en el antiimperialismo, anticolonialismo y anticapitalismo en la región es fundamental. Por eso el desafío es muy grande. Debemos reconstruir y recomponer al sujeto histórico constituido en este momento de la historia, por todos los explotados por el capitalismo sea productivo o financiero comercial de las ciudades y el campo, es nuestra tarea.

No dejemos que se repita la historia de los comunistas en su relación con el MNR, al que lo apoyaron hasta su desviación a la derecha en 1964. No dejemos que el MAS caiga sobre nuestras cabezas como cayó el Muro de Berlín sobre la ideología de la izquierda mundial. Construyamos un nuevo proyecto y un nuevo partido o como se lo quiera llamar, pero cuyo objetivo sea luchar contra el capital en todas sus formas de explotación a los pobres, sean obreros o prestatarios o dependientes del capital comercial.

Es momento de recuperar nuestro ajayu, nuestra khamasa, nuestro ñeke. Es momento de volver a pensar que otra Bolivia sigue siendo posible. Con toda la sociedad y sus instituciones civiles y militares, seamos capaces de construir un nuevo pacto social expresión de la democracia socialista comunitaria y construir una sociedad digna, sin exclusión ni grandes diferencias sociales. Somos inmensamente ricos en recursos naturales y humanos para ser una sociedad sin pobres. Defendamos nuestro territorio y nuestros recursos estratégicos. Construyamos la Patria nueva soñada por nuestros mártires que, desde la colonia hasta el presente, lucharon por una patria soberana y libre de injerencias. La lucha es ahora, el futuro es nuestro.

Septiembre de 2023

Julio Chambilla

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