Burocracia

La burocracia ese gobierno del papeleo y los sellos, ha sido uno de los principales problemas a la hora de tomar medidas revolucionarias en la administración del Estado. El Che relata esta situación de la siguiente manera: “Después de un año de dolorosas experiencias llegamos a la conclusión de que era imprescindible modificar totalmente nuestro estilo de trabajo y volver a organizar el aparato estatal de un modo racional, utilizando las técnicas de la planificación conocidas en los hermanos países socialistas. Como contra medida, se empezaron a organizar los fuertes aparatos burocráticos que caracterizan esta primera época de construcción de nuestro Estado socialista, pero el bandazo fue demasiado grande y toda una serie de organismos, entre los que se incluye el Ministerio de Industrias, iniciaron una política de centralización operativa, frenando exageradamente la iniciativa de los administradores. Este concepto centralizador se explica por la escasez de cuadros medios y el espíritu anárquico anterior, lo que obligaba a un celo enorme en las exigencias de cumplimiento de las directivas. Paralelamente, la falta de aparatos de control adecuados hacía difícil la correcta localización a tiempo de las fallas administrativas, lo que amparaba el uso de la «libreta». De esta manera, los cuadros más conscientes y los más tímidos frenaban sus impulsos para atemperarlos a la marcha del lento engranaje de la administración, mientras otros campeaban todavía por sus respetos, sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna, obligando a nuevas medidas de control que paralizaran su actividad. Así comienza a padecer nuestra Revolución el mal llamado burocratismo.”

El Che no solamente define este perverso mal de la gestión pública sino explica sus características, que hasta hoy se repiten en la estructura institucional de los Estados: “El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la ‘corte’ del político de turno. En una sociedad capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente hermético como para apresar en sus mallas al pueblo.” No puede existir mejor definición y tan actual de lo que significa la burocracia, una carga pesada, que incluso perjudicaba al mismo desarrollo de la economía de mercado, por lo que, los ajustes neoliberales, “pretendieron achicar el Estado” suprimiendo la burocracia, por supuesto la burocracia ha logrado sobrevivir, introduciendo sus mecanismo a las mismas organizaciones sociales.

El Che identifica tres factores para que este fenómeno de origen burgues-capitalista se mantenga en el proceso de construcción de una sociedad socialista, falta del motor interno, falta de organización y falta de conocimientos técnicos. “Se puede establecer una relación directa y obvia entre la falta de un motor interno y la falta de interés por resolver los problemas. En este caso, ya sea que esta falla del motor ideológico se produzca por una carencia absoluta de convicción o por cierta dosis de desesperación frente a problemas repetidos que no se pueden resolver, el individuo, o grupo de individuos, se refugian en el burocratismo, llenan papeles, salvan su responsabilidad y establecen la defensa escrita para seguir vegetando o para defenderse de la irresponsabilidad de otros” y en otro lugar señala: “Es frecuente observar cómo la única salida encontrada por un buen número de funcionarios es el solicitar más personal para realizar una tarea cuya fácil solución sólo exige un poco de lógica, creando nuevas causas para el papeleo innecesario.

En Bolivia la burocracia es una pesada carga colonial, que a través del tiempo y más propiamente desde el ajuste neoliberal ha llegado a las comunidades y ayllus del brazo de la Ley de Participación Popular, alterando en muchos casos el contenido de las asambleas comunitarias y su orden del día, obligando a ser, muchas veces, un apéndice de la gestión municipal.