No es contra el Evo, es contra el pueblo organizado

La presidenta de facto pregunta a su socio del golpe: “dónde está don Carlos Mesa que no sale a reclamar por estos delitos de pedofilia como si no tuviera una familia que defender”. Patético reclamo expresión acabada de la carencia de propuestas políticas y su opción por las operaciones psicológicas que apuntan a lo emocional de algunos sectores de la población antes que a la racionalidad de la lucha política.

Tal es la ausencia de propuestas en la derecha que a lo que único que atina Carlos Mesa es ofrecer rebajar el salario Mínimo Nacional a los trabajadores, la explicación para esta carencia crónica es que el neoliberalismo está en default como dice Alfredo Serrano del CELAG y las respuestas que ensayan están a contramano de lo que el sentido común de la gente demanda que es mayor presencia del Estado en la economía y medidas sociales de apoyo a las mayorías.

Es a contramano de lo que quiere y necesita el pueblo lo que está haciendo el gobierno de Añez, transfiriendo millones de dólares a la agroindustria y a los bancos, siendo los que menos aportan al Estado. Destruyendo empresas estatales. La minería en recesión. La privatización de ENTEL. El mercado interno paralizado. La corrupción y el robo al erario nacional en pleno auge, como si los grupos de poder ante la caducidad de su mandato fueran acicateados para hacerlo a manos llenas. En contrapartida, en materia de ayuda social al pueblo, un miserable bono de 500 Bs. en todo el tiempo que dura el confinamiento, porque el resto de las ayudas focalizadas ya estaban establecidos desde la gestión de Evo.

El escenario electoral que vivimos está marcado por la dispersión de la derecha. Camacho el otro socio del golpe y también candidato se está quedando solo, porque sus principales apoyos lo acaban de abandonar, el ex prefecto de Tarija Mario Cossio y su agrupación política ha anunciado que ya no lo apoyan y el ex prefecto de Cochabamba decide fugarse una vez más a Miami, dejándolo en mayor orfandad.

Como se puede ver, de aquella mega coalición que mediante golpe de estado derrocó a Evo Morales en Noviembre del 2019 solo quedan fragmentos enfrentados entre sí barruntando el odio de clase contra del MAS y Evo Morales y su nostalgia por la república liberal, aunque no debería sorprender que el espanto termine uniéndolos.

El MAS y sus candidatos continúan primeros en la preferencia electoral a pesar de la factura que sectores de la clase media puedan pasar por la movilización contundente de los movimientos sociales que permitió blindar el acto electoral.

Precisamente, el temor a una probable victoria del MAS es lo que lleva al gobierno a preparar otro escenario paralelo a las elecciones que combina provocaciones, acusaciones sin fundamento, conflictos y una maquinaria represiva aceitada.

Las provocaciones van desde llamamientos a la restauración de la república liberal que lo hizo a los empresarios en Santa Cruz y la vuelta de tuerca con la federalización que pretenden instalar, detenciones arbitrarias, negar el voto a los migrantes bolivianos en el extranjero. Las acusaciones van desde el invento de narco guerrillas y acusar de fraude al MAS aunque nunca ofrecen pruebas. El plan tiene también la excusa para el desastre económico que ya se vive en forma de aguda recesión, el gobierno de Evo Morales el culpable, él dejó vacías las arcas fiscales dicen, así esta excusa sea un prevaricato a la razón más elemental.

No hay duda que estamos en medio de una nueva batalla en la estrategia que se desarrolla en contra del pueblo boliviano, porque el objetivo de esa estrategia no es tanto ganar las elecciones sino impedir que el MAS llegue al gobierno. Es preferible el caos a que gobierne el MAS parecen razonar.

No hay que olvidar que la novedad de las guerras de cuarta generación es que, para tener éxito, basta con sembrar el caos y crear fuerzas centrípetas que destruyan la unidad del MAS, eso explica el delirio persecutorio contra Evo y las acusaciones por estupro, el cuestionamiento a su candidatura como senador, a su estatus de refugiado y los privilegios que aparentemente gozaría y otros que se les irá ocurriendo. Pero el pueblo boliviano no debería equivocarse, el objetivo de esta ruidosa y pestilente campaña no es el Evo, ni siquiera el MAS, es el pueblo organizado y su unidad, el que se ha expresado en las carreteras y la calles por casi dos semanas.

El rumbo de las fuerzas democráticas y revolucionarias del Estado Plurinacional está definido. Frente a las provocaciones en marcha que tratan de generar escenarios de confrontación y violencia debemos responder con unidad y con votos el 18 de Octubre.

No hacerlo, sería prestarse a la estrategia del caos. En esencia, un caos administrado, ya sabemos por quiénes.

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