¿et tu brute?

Como en los tiempos de la Roma Imperial, la política en Bolivia ha llegado a niveles de envilecimiento que la moderna “democracia” no ha podido superar.

Cada “príncipe” tiene sus cortesanos que los llenan de adjetivos altisonantes y que exaltan su ego, los unos y los otros llenan de maldiciones y ofensas, ambos no ahorran palabras y sinónimos para acusarse, mutuamente de “traidores”.

La política boliviana se encuentra plagada de cuartelazos, conjuras y conspiraciones, aún en los gobiernos con gran aceptación popular, como los de Belzu o Paz Estenssoro.

El ser un partido con un gran apoyo y número de militantes registrados, apenas es un indicador de intención de voto, especialmente cuando carecen de una consistente ideología que motive las acciones.

La búsqueda del “poder absoluto” recomendado por Maquiavelo, es el objetivo de tantos personajes que con lenguaje sibilino engatusan a la confiada multitud que desde siempre espera un redentor, un mesías, un Lenín o quien puede darle esperanza a una vida colonizada que no le permite romper las viejas cadenas invisibles que anudaron su común sentido.

Así pues, está búsqueda del poder absoluto a corrompido el campo político convirtiéndolo en un mercado librado a la oferta y la demanda, hasta las conciencias autodefinidas como revolucionarias han periclitado a este vil negocio.

Este deliberado debilitamiento de lo político, está teniendo éxito ya que la población desprecia, cada vez más, lo político y a los políticos, de esta manera retornamos a las élites que se ocupen de lo público, élites que dejaron muy atrás la vieja “democracia” aunque liberal que suponía ciertos principios cierta axiología.

Estas prácticas por el “poder absoluto” han llegado incluso a utilizar símbolos que están muy lejos de entender y respetar, un ejemplo es la imagen del Che Guevara, figura convocante sobre todo a los jóvenes y a estos seguramente les diría: “…los jóvenes compañeros se han visto frente a la realidad de la creación revolucionaria sin una adecuada orientación de partido.

Algunos han triunfado plenamente, pero hay muchos que no pudieron hacerlo plenamente y quedaron a mitad del camino, o que, simplemente se perdieron en el laberinto burocrático o en las tentaciones que da el poder” justamente son estas tentaciones que se han manejado como el mejor anzuelo para despojar el potencial transformador no solamente de la juventud, sino de las “organizaciones sociales” que dieron origen al Instrumento Político, pero que hoy no son ni la quinta rueda del carro, justamente porque entraron a ser parte del laberinto burocrático o quedaron atrapados en las tentaciones del poder.

Por lo señalado nos preguntamos: ¿Qué pasó con el proceso de cambio? ¿Cambió el proceso? de revolución se transformó en ¿“progresismo” estrictamente económico? Y volvemos al Che, “el ser humano más completo de nuestra era” al decir del filósofo Jean Paul Sartre, quien declaraba: “El socialismo económico sin la moral económica no me interesa”, es bien sabido que durante los primeros años de la revolución cubana ocurrieron muchos hechos de corrupción así lo describe el mismo Che: “El Movimiento 26 de Julio, hondamente herido por las luchas internas entre sus alas de izquierda y derecha, no podía dedicarse a tareas constructivas; y el Partido Socialista Popular, por el hecho de soportar fieros embates y la ilegalidad durante años, no había podido desarrollar cuadros intermedios para afrontar las nuevas responsabilidades que se avecinaban”, tal parece que se estaría refiriendo a este periodo de la política boliviana.

Estamos entonces entrampados entre las conjuras, conspiraciones y la batalla por el poder absoluto, siendo que el sostén ideológico que da vida al instrumento ideológico se encuentra en la ideología de las naciones originarias que no propugna el “poder absoluto”, por el contrario el poder se encuentra diseminado en la comunidad en el Ayllu, pero estas ideas fueron hace ya mucho tiempo abandonadas para ser reemplazadas con el puro pragmatismo político tradicional, que en el caso boliviano se encuentra edificado sobre los cimientos coloniales.

*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

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