La unidad para recuperar la democracia

Desde el año 2006, nos encontramos en un proceso de transición hacia la consolidación de un Estado Plurinacional y un sistema democrático comunitario. Como todo proceso de transición, este periodo es una lucha por el poder y no solamente del ejercicio democrático, de ahí que lo que ocurre hoy forma parte de ese entramado difícil y sabemos muy bien que continuará.

Ese esfuerzo leal y consciente fue labrado no por una sigla, no por un gobierno sino la constancia y la convicción de las organizaciones sociales quienes son las que encaminaron desde el año 2000 el llamado “proceso de cambio”.

La reconquista de la democracia tras el asedio de un episodio de dolor en 2019, fue también obra de las organizaciones sociales, que pregonando una sólida unidad, abrieron el camino para que esos grupos de poder económico y político de ayer no vuelvan más quebrar el orden constitucional y democrático.

El X Congreso del MAS del pasado fin de semana marca un nuevo episodio en la historia boliviana porque sus señales claras de inicio, fueron pedir la unidad frente a un escenario que buscaba generar caos y desestabilización, fracturar aún más a las organizaciones sociales.

En la apertura del evento, dirigentes y autoridades nacionales manifestaron al unísono que la intención es para unir al pueblo y luchar contra “el individualismo, el miedo y la violencia”.

Añadieron que el instrumento político es para luchar contra la “dedocracia y la partidocracia” y agregaron que cuando hay culto a la personalidad, prevalece la imposición y todos tienen que pensar como “le conviene al caudillo”.

Mientras algunos voceros de la derecha ponen en la mesa del debate que el país vive un desorden institucional entre los cuatro órganos (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral) que un poder puede decirle a otro que no cumpla sus propias normas y eso pone en riesgo, incluso, las elecciones generales de 2025, existen otras voces que justifican que lo manifestado por una Sala Constitucional de La Paz que ordenaba al TSE supervise el Congreso del MAS, porque contiene más de una decena de argumentos para sustentar esa determinación, promueva acciones que desde sus normas legales están facultados para encarar el evento.

Pero también responsabilizaban al ente electoral que las dos facciones (evistas y arcistas) estén enfrentadas por el control del partido político y no es posible que continúe la confrontación y división, al no supervisar el Congreso de El Alto.

Otro de los argumentos que señala es que, pese a la controversia generada por los dirigentes, el TSE debe precautelar los derechos políticos de los militantes que quieren desarrollar el congreso para elegir a sus representes.

Finalmente, es un error cometido por el Órgano Electoral, y no hablamos de un error de interpretación o aplicación normativa, uno verdaderamente inaceptable, cual es la lectura del estatuto del MAS-IPSP “tuvo que ser enmendado por la jurisdicción constitucional”, señala otra parte de la resolución.

La más grave de las crisis políticas que vive en este momento el MAS, impide consensos y la viabilidad de proyectos de ley emanados desde el Órgano Ejecutivo. La crisis interna afecta la gobernabilidad del país y pone en riesgo incluso a las elecciones de 2025.

Recordemos que, en 2016, Evo Morales desconoció un referéndum en el que perdió y, posteriormente, fue habilitado como candidato a través de una sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Actualmente, en la legalidad de los congresos, recordemos que una Jueza de Ivirgarzama el pasado año, decidió anular la resolución del Tribunal Supremo Electoral que declaraba improcedente el recurso extraordinario de revisión que planteó el equipo jurídico del MAS, sin embargo, ahora, curiosamente el ala “evista” cuestiona la decisión de la Sala Constitucional de La Paz.

Por todo ello, ante las fuertes presiones que anuncian los agoreros de la desestabilización de continuar en llevar adelante bloqueos, paros, incluso amenazas de ir a Tribunales internacionales, no son los medios más apropiados, a ello se añade que la terquedad y el cerrarse al dialogo, no son instrumentos útiles para forjar la unidad en democracia.

Los reiterados llamados a la subversión de la “nueva oposición” boliviana, ya han fracasado. Recordemos otros escenarios de cívicos violentos los pasados años. Muchos atribuyen esos fracasos a intereses particulares, porque ya están en campaña electoral y los otros continúan en la búsqueda de cuotas de poder.

La tarea de construir un Estado Plurinacional, pasa por esta dura resistencia y el pueblo tiene que estar preparado, para ello, primero es la defensa de nuestra democracia, el respeto a las organizaciones sociales que exigen que no se las manipule y utilice como escalera para las elecciones.

Las presiones por parte de los “desesperados del poder” no faltarán en este escenario que ya se va calentando y quienes están en el ojo de la tormenta serán pues los vocales del TSE quienes, por más justificativos encontraran una piedra en el camino. En este caminar tiene que estar el pueblo quien acompañe como garante de un proceso que ya va por encima de los agoreros de la antidemocracia.

*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe

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