Otra vez, miente, miente, que algo queda (Goebels)

Los abogados sabemos que cuando se comete cualquier delito sexual, llámese pedofilia, estupro o lo que fuera, para investigar y luego juzgar a un presunto autor primero necesariamente, debe existir una víctima; luego, que preferentemente la víctima o alguien que presenció el acto sexual realice la denuncia, porque de otra forma es imposible que la autoridad conozca de la comisión del delito.

Por ser delito de acción pública, el Ministerio Público debe actuar de oficio y lo primero que debe hacer para obtener la prueba, es ordenar el examen forense físico y psicológico de la víctima. Recién cuando este examen sale positivo y señala los daños leves o graves y fundamentalmente confirma la existencia del acto sexual, recién emergen los indicios reales de la existencia del delito. Desde ese momento, corresponde la persecución penal, imputación, medidas cautelares, hasta llegar al juicio y la sentencia. La sentencia ejecutoriada basada en autoridad de cosa juzgada será la única que, después del debido proceso, podrá establecer la existencia del delito, la autoría, la culpabilidad si es que hubiera existido y la pena correspondiente.

Mientras tanto, todo rumor o versión al respecto queda en la esfera de la mera especulación y no significa otra cosa que dañar la imagen de quien se acusa. Ése es el caso de Evo Morales, acusado con fines exclusivamente electorales y censurable y condenable también, por destrozar la imagen de una joven que ha declarado públicamente que nunca ha sido víctima de esos delitos.

Por tanto, las acusaciones no tienen absolutamente ningún asidero técnico, científico o legal y han quedado en el ámbito de la mera especulación y la falsedad, al no reunir los requisitos de forma y fondo que dan lugar al nacimiento de los delitos de los que se lo acusa.

Lo que queda claro es que, al verse derrotada electoralmente en las próximas elecciones del 18 de octubre, la derecha está recurriendo a la misma arma que ya les dio resultado en el referéndum del 21 de febrero de 2016: LA MENTIRA INCISIVA repetida reiteradamente como lo hicieron con el inexistente hijo de Evo con la Zapata. Ahora es la pedofilia y estupro y el conductismo dirigiendo a que esa mentira influya y se encarne en las ciudades y capas medias, porque saben de la importante recuperación del MAS en esos sectores.

La única forma de que el mercenario español y delincuente mediocre Entrambasaguas que se hace llamar periodista podría saber lo que acusa, es viviendo debajo los colchones de la gente y como sabemos que ni para voyeaurista está calificado. Eso no sucedió porque nunca se ha producido el hecho y sin hecho no existe víctima; es más, la víctima inventada por Entrambasaguas, cuya dignidad ha sido mellada inmisericordemente, ha salido al paso desmintiendo y denunciando que agentes de la policía y del Ministerio de Gobierno la obligaron a acusar a Evo Morales bajo amenaza de tomar represalias contra sus familiares. Pues, si no existe víctima –elemental, mi querido Watson– no existe delito. Así queda plenamente al descubierto que lo que está haciendo el Entrambasaguas por órdenes de Murillo al crear una novela de crimen y castigo alrededor de EVO, es otra de las burdas y peregrinas ideas que a Murillo se le ocurre para destruir al Presidente Morales. Tristemente, con la complicidad de los medios serviles, llegan a obtener resultados.

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