Cultura y política

La reacción de algunos artistas cuestionando el nombre de Segundina Flores, como Ministra de Culturas, son reacciones sin argumento porque no podemos reducir la cultura a las manifestaciones artísticas, la cultura es mucho más que eso.

La cultura tiene que ver con la vida cotidiana de la población en la que se manifiestan actitudes, normas, obligaciones, deberes, procesos económicos, políticos, educativos, comunicacionales etc. Una mirada reduccionista de “cultura” no es útil, peor en una sociedad plurinacional como la nuestra.

Reponer el Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, es un hito en la reciente historia de Bolivia. Es tomar en serio la “revolución democrática y cultural” y que mejor una representante víctima del patriarcado y la colonialidad.

Toda discriminación es una manifestación de la colonialidad que habita en cada boliviano y boliviana, es el peso de la huella de la imposición de los paradigmas europeos en los territorios y habitantes del Tawantinsuyo. Quitarnos ese peso histórico nos llevará varios decenios, pero el proceso descolonizador debe comenzar ya, no se puede postergar una lucha frontal contra las células cancerosas que pretenden nuevamente aniquilar a los pueblos originarios.

No debemos olvidar que el discurso de odio racial fue lo que movilizó a sectores de la sociedad para interrumpir un proceso democrático y tratar de imponer una supremacía blanca y cristiana en el gobierno.

Estamos en la época de la batalla de las ideas, señaló Fidel Castro, hace ya bastante tiempo y la izquierda dogmática no entendió el mensaje, no se trata solamente de librar la batalla verbal contra el imperialismo, sino de romper las cadenas invisibles de la colonialidad que están presentes en nuestra sociedad.

Debemos comenzar dejando atrás cualquier referencia a las imposiciones de occidente, por ejemplo, la democracia liberal, la economía liberal, la epistemología liberal burguesa de la modernidad. Debemos dejar atrás las formas de administrar el gobierno, suprimir la burocracia e involucrar a los ciudadanos y ciudadanas en la gestión pública, como en la práctica se realizan en los ayllus de tierras altas y en las comunidades de tierras bajas.

La construcción del Estado Plurinacional debe trabajar en el nuevo sentido común de la sociedad intercultural, los medios de comunicación deben dejar de ser monoculturales, una nueva ley que regule este cambio cultural es importante, ya que es deber del Estado poner en vigencia y aplicar la Constitución Política del Estado.

Los ministros y ministras son gestores del cambio, y todo cambio conlleva el cambio de paradigmas, no podemos seguir con los viejos paradigmas de gestión pública heredadas del liberalismo moderno, impuesto a través de las políticas neoliberales.

Los nombres son lo menos importantes en los gabinetes, lo importante es el proyecto de gobierno, el proyecto de transformaciones, ese proyecto que no hemos escuchado en el mensaje presidencial. La preocupación de varios sectores de la población refleja esa perplejidad, porque hasta la fecha no tenemos el norte político definido.

El expresidente Evo Morales señalaba que era importante criticar los errores, hacerlos públicos para corregirlos, por lo tanto no debe ser novedad que surjan críticas a la manera de gestionar el gobierno que mantiene uno de los errores fundamentales de todo el proceso de cambio, que es el de no contar con una clara y definida política de comunicación.

No saber comunicar separa al Estado y la sociedad y eso fue certeramente aprovechado por los golpistas de noviembre de 2019. No debemos repetir los errores y para eso es bueno revisar nuestras prácticas.

*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

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